Perfil (Domingo)

PULSO BEAT

La permanente reedición de libros, antologías y revisitaci­ones al movimiento representa­do por Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William Burroughs testimonia el apetito del oscuro presente por una época dorada de libertad y desenfreno.

- JUAN ARABIA

E l continuo oleaje cultural de publicacio­nes, exhibicion­es, produccion­es cinematogr­áficas y de archivos y manuscrito­s desenterra­dos, hace de la “generación beat”, una de las formacione­s literarias y contracult­urales con mayor alcance y difusión en el mundo entero. William Burroughs, un emblemátic­o y excéntrico integrante de esta “generación”, creía que “el movimiento literario beat llegó exactament­e en el momento justo, y dijo algo que millones de personas de todas las nacionalid­ades en el mundo estaban esperando escuchar”.

En nuestro país, por ejemplo, El Cuenco de Plata acaba de publicar Los chicos salvajes de William Burroughs. Buenos Aires Poetry, por otro lado, recienteme­nte compiló a cuarenta autores de la generación en poesía beat. Es conocida, además, la línea editorial de Caja Negra: lleva publicados libros de Jack Kerouac, como Viajero

solitario y La filosofía de la generación beat. Incluso, el año pasado, esta misma editora compiló

Argentina beat, un libro que persigue la estela de este movimiento pero en Argentina. De Kerouac, además, Editores Argentinos editó sus diarios en un extenso volumen: Diarios (1947-1954); y la lista podría continuar.

Del otro lado del Atlántico, al menos para hablar en nuestro idioma, Varasek Ediciones recienteme­nte publicó The Dharma Beats, así como títulos de poetas y escritores menos conocidos de la “generación”: Gary Snyder, Lew Welch y Philip Whalen. Baterbly Editores, en 2015, compiló las voces femeninas del grupo en Beat Attitude. Sin contar, por supuesto, el amplio catálogo de Anagrama que lleva años publicando las obras, cartas y material crítico (como el de Howard Cunnell y Joshua Kupetz, entre otros) del movimiento en disímiles formatos y versiones.

El fenómeno de la generación beat, tan impensable para algunos de sus principale­s miembros, comienza con la publicació­n de Howl de Allen Ginsberg en 1956 y On the Road de Jack Kerouac en 1957, aunque su gestación y su desarrollo se remontan a más de diez años antes, a mediados de la década de 1940, en Nueva York. Es el momento en que entra en contacto un grupo de hombres y mujeres de orígenes y recorridos muy diferentes. Algunos quieren ser poetas y escritores (Kerouac, Ginsberg, J.C. Holmes), otros ya lo son (Burroughs), otros simplement­e vagan, erráticos (Huncke, Cassady), pero todos comparten los mismos ideales: quieren rebelarse al conformism­o y conservadu­rismo que predominan en Estados Unidos en ese momento.

Para los lectores poco familiariz­ados con la generación beat podríamos retomar lo esbozado en The Beat Book por Anne Waldman y Allen Ginsberg, fundadores de la actual institució­n The Jack Kerouac School of Disembodie­d Poetics, con sede en Boulder, Colorado. En ese libro enumeran las caracterís­ticas del movimiento: práctica de la meditación, liberación espiritual, feminismo, liberación sexual, liberación gay, antifascis­mo, multicultu­ralismo, absorción de la cultura negra, franqueza espontánea, interés en las sustancias psicodélic­as y erotismo, entre otras.

Estas enumeracio­nes, sin un enfoque determinad­o, podrían resultar hasta algo superficia­les y difusas. Ante todo, hay que comprender a la generación beat no como una emergencia cultural específica y localizada, sino como una formación (en este caso, aún vigente) inserta en la vida intelectua­l y artística; un bloque oposiciona­l, de resistenci­a, a determinad­os significad­os y valores dominantes. Nunca hay que olvidar que las

formacione­s se oponen, generalmen­te, a las institucio­nes, y que hasta dentro de un mismo movimiento hay claras diferencia­s: es de suponer que Jack Kerouac, y más si seguimos de cerca sus erráticos últimos días, jamás hubiera imaginado ni deseado ver su nombre en una institució­n o algo parecido.

Esta concepción, que en primera instancia opone a las formacione­s con las institucio­nes, permite una mayor comprensió­n de este movimiento en la actual coyuntura. Porque la generación beat, al día de hoy y desde hace algunos años, llegó a institucio­nalizarse mediante programas académicos, publicacio­nes, institucio­nes específica­s.

En relación con esto, Anne Waldman (Nueva Jersey, 1945), una de las poetas que forma parte de esta generación y que actualment­e lleva adelante The Jack Kerouac School..., en diálogo con PERFIL, evadiendo estas problemáti­cas, comenta: “Pienso en la generación beat o el movimiento beat literario como un ‘rizoma’, definido de manera interesant­e por Deleuze y Guattari en un sentido filosófico, o como una ‘zona temporal autónoma’. Creo que hay otras definicion­es creativas para este tipo de formación”.

Lejos de recordar que los estadounid­enses se especializ­an, culturalme­nte hablando, en la apropiació­n y resignific­ación de este tipo de formacione­s, desde su abstracto “rizoma” o “zona temporal autónoma” –concepto que no desarrolla, y deja en evidencia la carencia de su análisis crítico–, Waldman confirma su tendencia y justifica la institucio­nalización del movimiento: “Creo que son importante­s los archivos de los beats (tenemos archivos de audio de muchos escritores beat en The Jack Kerouac School... y en la Universida­d de Naropa. Otro sitio: la Universida­d de Stanford, donde están los archivos de Allen Ginsberg). Todavía hay mucho que explorar, ¿y dónde más, sino teniendo un sólido apoyo e interés por parte de las institucio­nes académicas? El avant garde y los ‘experiment­os’ han tenido que pasar por las academias para sobrevivir”.

En épocas de la generación beat, la academia y los sectores hegemónico­s editoriale­s y periodísti­cos obstruían los pasos de cualquier forma de oposición cultural. Hay que situar el germen de una generación que tuvo que desarrolla­rse en las calles, en los conciertos de jazz, clubes y cafés, y que necesitó (a nivel estructura­l) la conformaci­ón de nuevos sellos (como City Lights Books, o revistas literarias como Yugen).

A juicio de Waldman, lo que hoy en día más ayuda a la expansión y por tanto difusión de la generación beat es la aparición de “documental­es como Friend Shoes, Cooked Diamonds, The Life and Times of Allen Ginsberg, A Man Within, un documental sobre William Burroughs, o el reciente lanzamient­o de las conferenci­as de Allen Ginsberg por Grove Press, además de documentos desenterra­dos, fotografía­s, artefactos”. Además, señala: “También hay grabacione­s de audio que se pueden encontrar en los sitios de la Universida­d de Naropa y Penn Sound. Y películas comerciale­s enfocadas en los beats, como On the Road, o exhibicion­es de museos como la reciente Beat generation en el Pompidou de París”.

Todo esto en un contexto en el que sectores del mismo país y de otros ámbitos como la música (abiertamen­te podemos

“Todavía hay mucho que explorar, ¿y dónde más, sino teniendo un sólido apoyo e interés por parte de las institucio­nes académicas? El

avant garde y los ‘experiment­os’ han tenido que pasar por las academias para sobrevivir.”

Anne Waldman

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ESTAMPA. La poeta Anne Waldman, miembro del movimiento y autora –junto a Ginsberg– de The Beat Book. licado por Waldman y Ginsberg en 1996
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