Perplejidad en el establishment ante el desfile de pesos pesados en Tribunales
Mañana declara Jorge Brito por el caso Ciccone y diría que el dinero era de Moneta. Roggio y Wagner buscarán despegarse del caso Odebrecht, pero los amenaza el “antecedente Perú”.
El martes pasado fue el cumpleaños de Delfín Ezequiel Carballo, hombre clave del banco Macro, pero no fue un día feliz. Su cuñado, Jorge Brito, con quien comparte la mayoría accionaria de la segunda mayor entidad financiera del país, fue llamado ese mismo día a prestar declaración indagatoria para explicar qué rol tuvo junto al ex vicepresidente, Amado Boudou, en la adquisición a través de prestanombres de la imprenta Ciccone en 2010. Históricos colegas del mundo de las finanzas apenas saludaron a Carballo, sin hacer más comentarios. Otros, de diálogo semanal o incluso diario con Brito, han evitado mandarle aunque sea un chat. “¿Qué le voy a poner? Yo realmente pensé que el viernes iba preso”, se sinceró el titular de un importante banco de la City. Esa semana, Alejandro Vandenbroele, testaferro de Boudou, había declarado como arrepentido ante la Justicia. No sólo dijo que el dinero para financiar la operación Ciccone había sido provisto por Brito, sino también algo más inquietante para este hombre de 65 años: que el banquero le había pagado a cambio de su silencio. Con la idea del camarista Horacio Irurzun muy fresca, que viene avalando que ex funcionarios vayan presos en forma preventiva porque tuvieron mucho poder en el pasado, en el microcentro sacaron rápidas conclusiones: “Cae Brito”.
El establishment se sacude. Brito es “el” banquero de la City. El emblema del financista que arrancó en los 80, obtuvo su banco, compró filiales provinciales en los 90 y marcas internacionales caídas post corralito, hasta sumar hoy 4 millones de clientes. Expansivo, acaba de disputar la compra del Citi y el Deutsche Bank, sin éxito, y ahora estaba embarcado en comprar el Patagonia. Al filo del poder, fue “el banquero de Kirchner”, según filtraciones de WikiLeaks, y tuvo mala relación con Macri. El mismo reconoció querer revertirla, sin éxito, cuando en 2016 dijo a este diario: “Todos vamos mutando. El Macri de 2007 no es el Macri de 2015”. Sin puentes hoy con la Casa Rosada, como contó ayer Ezequiel Spillman en PERFIL, hoy alterna muestras de confianza en reuniones sociales (“Quédense tranquilos, todo tranquilo”) con mensajes que alertan por “ataques personales”, como adujo en la carta con la que prácticamente se retiró de la nave insignia de sus negocios tras el llamado a indagatoria.
Hermético, en su entorno creen que Brito dirá que quien decidió invertir en Ciccone fue otro banquero, Raúl Moneta, hoy declarado inimputable en la causa por su estado de salud. Como sea, el mundo de los negocios nota el cambio de época en un tema de agenda: no asoma en el horizonte la convocatoria al tradicional asado con pares en su chacra de 20 hectáreas de Mamá Ganso, en Uruguay, donde hay patos en un lago artificial y se puede llegar en helicóptero. Desfile. Con Brito a indagatoria mañana, empieza a tomar forma un momento en el que la Justicia, por distintos motivos, se ocupa de los hombres de negocios, más allá de los salidos del círculo cercano a la familia Kirchner. Porque si arranca un mes atípico en la Argentina es porque otras caras conocidas del mundo de los negocios caminarán las escalinatas de Tribunales. Un poco antes de las fiestas, de hecho, van a indagatoria Aldo Roggio, de la constructora cordobesa homónima, y Carlos Wagner, de la firma Esuco, en el marco de los coletazos del megacaso abierto en Brasil por las coimas que admitió hizo Marcelo Odebrecht y que han tenido impacto en toda la región.
En total, el juez federal Sebastián Casanello llamó a indagatoria para los próximos días a más de 25 ejecutivos de los consorcios que llevaron adelante en la década pasada obras de la empresa estatal de agua AySA. En particular, apunta contra las UTE integradas por Odebrecht-Roggio-CartelloneConstrucciones Civiles y Supercemento en el caso de la planta potabilizadora de Paraná de las Palmas, y contra el consorcio de empresas Camargo Correa SA y Esuco, por otra obra de Aysa. En su dictamen, el fiscal federal Federico Delgado asegura que
“Cae Brito”, pensaron colegas del banquero tras la declaración de Vandenbroele