Los Fiorito compran el Finansur para recrear el “Nuevo Banco Quilmes”
se replicó en la Argentina el sistema de corrupción que Odebrecht expandió en Brasil según la operación Lava Jato y apunta contra todas las personas que participaron en las contrataciones de las obras”. Según su mirada, hubo licitaciones amañadas y sobreprecios en ambas obras concretadas a través del agregado de múltiples adendas en cada uno de los contratos surgidos de las licitaciones.
Wagner hoy evita mostrarse. Fue un hombre muy fuerte durante el kirchnerismo, con perfil alto como presidente de la Cámara de la Construcción (Camarco), que lucía en su oficina ceniceros y adornos de la Dirección de Vialidad de Santa Cruz. Algunos lo han visto disimulado en el Jockey Club de San Isidro, apesadumbrado. Roggio, en cambio, siente que “acá hay un error” y no ha cesado su vida social y empresarial. De hecho, estuvo en agosto con funcionarios del Gobierno en un meeting de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) para hablar de los proyectos oficiales de obras. Uno de los nuevos hombres de AEA, Eduardo Costantini, dice que es “muy positivo” que incluso los empresarios deban dar cuentas a la Justicia. En su entorno consideran que no hay motivos para la citación, ya que de hecho ni Delgado lo menciona, sino que lo incorpora Casanello al llamado a indagatoria.
Lo que los puede condenar, sin embargo, es la “alternativa Perú”: en ese país la Justicia consideró responsables de lo que hizo Odebrecht también a sus socios locales. Ese ha sido el argumento que incluso esgrime en público Gustavo Weiss, titular actual de la Camarco, sobre el tema: “Las socias locales no sabían qué hacía Odebrecht”, dijo a PERFIL. Por eso, y porque los puentes con la Justicia no les garantizan nada, el mundo de los negocios está en shock. Cuando compareció como testigo en estas causas, el ex titular de la UIA, Héctor Méndez, dejó en el expediente una frase que pinta lo que fueron estos años: “Cada empresa manejó sus silencios”. Hay que ver si ahora, desde Tribunales, se empieza a escuchar algún sonido nuevo. Dentro del paquete de empresas del grupo Indalo de Cristóbal López, el Finansur es de las que aparecen saneadas, después de meses de control por parte del Banco Central, lo que acerca la posibilidad de que se venda por separado. Suerte que no corren los medios, por ejemplo, donde el titular de la AFIP, Alberto Abad, reclama por los $ 8 mil millones de deuda con el fisco para aprobar cualquier operación.
En esa ventana de oportunidad para el banco, aunque se presentaron cuatro ofertas, la de la familia Fiorito se presenta como la que tiene más chances de éxito. Se trata de la familia que fue dueña del Banco de Quilmes, que piensa en restituir el nombre de la entidad si se concreta la operación, una idea que mantienen desde hace más de diez años, cuando pensaban en fundar el “Nuevo Banco de Quilmes” en la época en que Martín Redrado era el presidente del Banco Central. Fue Redrado, como normalizador del Finansur – donde ubicó a Jorge Basco, ex Banco Central– el que acercó los posibles compradores. En ese momento, uno de los que trabajaron en la vuelta del Banco de Quilmes fue Carlos Pérez, quien fue uno de los directores fieles a Redrado hasta su expulsión del BCRA.
La familia desistió en su momento de la refundación del banco que llevaron adelante hasta 1997, cuando se vendió al Bank of Nova Scotia (Scotiabank) por US$ 170 millones, y abrió una nueva unidad de negocios: Fiorito Factoring, donde es el responsable de relaciones con el público Cristian Fiorito. El presidente es Ricardo Pedro, ya jubilado. Oscar Jorge Fiorito es la cabeza de la familia, con sus 81 años. La familia tiene además otros negocios, como una inmobiliaria y campos, donde participan hijos y nietos.
El director ejecutivo es José Antonio Emperador, a cuyo nombre está registrada una de las unidades de negocios más nuevas de la familia: una distribuidora de lámparas de LED para luminaria pública, I-Led.
Esta firma se presentó en el marco del Programa de Participación Público-Privada ante el Ministerio del Interior para convertirse en proveedora de alumbrado público con la promesa de invertir 100 millones para suministrar e instalar 120 mil artefactos en un plazo de cinco años, a razón de 25 mil por año.
Emperador también integró una empresa con Luis María Blaquier, padre del ex administrador del FGS que llegó a la Anses de la mano del nuevo gobierno y que está siendo investigado junto con el ministro de Finanzas Luis Caputo, el titular de Anses, Emilio Basavilbaso, y el ex secretario de Hacienda Pedro Lacoste en el marco de la contratación del fondo Axis para la inversión en acciones del FGS.
Más allá de la negociación por la parte de López/OP Investments, la intención es controlar el 100% de la entidad, lo que implica hacerse de las acciones de Jorge Sánchez Córdova y Jorge de María.
La Justicia peruana consideró “culpables” a los socios locales de la firma brasileña Los vínculos con Redrado, el normalizador del Finansur, son históricos