El ‘mindfulness’ llega a las dietas: enseñan técnicas para controlarse y no comer de más
La impulsora es Jean Kristeller, una psicóloga clínica estadounidense. La experta critica las dietas estrictas y busca que sus pacientes puedan “picotear sin culpa, pero a conciencia”.
Intente el lector hacer un ejercicio antes de adentrarse en esta nota: primero, despojarse de los prejuicios y evitar decir (o pensar) “yo, nunca”. Luego, repasar: ¿cómo estuvo mi día?, ¿qué quisiera hacer para dejar atrás las corridas, el estrés, las preocupaciones? Si la respuesta a todas esas preguntas es la misma –comer; no importa qué, no importa cuánto–, siga adelante: el mindfulness –una práctica que combina meditación con cambios de conducta que modifican los patrones cerebrales, como estudian las neurociencias, pero a través de la plena conciencia de lo que se hace– puede convertirse en una manera efectiva de aprender a enfrentar esa situación sin tanta culpa y con mayor sensación de satisfacción. O, al menos, intentarlo.
“Muchos de nosotros comemos sin pensar, en forma automática. Eso no significa que tengamos necesariamente una mala relación con la comida, pero seguro comemos de más: un paquete de galletitas, una bolsa entera de papas fritas, simplemente porque están ahí. Por estrés, por aburrimiento, porque es rico, porque no lo podemos evitar. Los enemigos no son los alimentos, son los malos hábitos que tenemos arraigados”, explica del otro lado del teléfono Jean Kristeller, una psicóloga clínica que trabaja desde hace más de tres décadas en trastornos alimentarios, obesidad y los efectos terapéuticos de la meditación. Fundó un centro sobre mindful eating (algo así como “alimentación consciente”) y vino al país para participar en el Congreso Internacional de Nutrición el mes pasado, donde habló, justamente, de cómo