Los apagones de Julio
Voltios Mónica Yemayel y Juan Manuel Mannarino Planeta Investigación
Es 29 de noviembre de 2016 y, ahora, el ex ministro es diputado nacional. En el piso 10º del edificio, el timbre de la oficina 1.060 no ha terminado de sonar cuando la secretaria, Ana Carilli, ya está abriendo la puerta del modesto ambiente que oficia de recepción. A sus espaldas, la cúpula del Congreso Nacional se ve tan cerca que parece posible rozarla extendiendo un brazo a través del ventanal. Todo lo demás es ciudad y cielo. Tan celeste como las banderas argentinas que flamean en las fotografías y las tapas de los libros esparcidos en las repisas y mesas de trabajo.
Por todas partes, estatuitas y cuadros con imágenes de santos y vírgenes compiten con las fotografías de Néstor y Cristina Kirchner (...).
A Ana Carilli le dicen Anita, y habla como si conociera a todo el mundo desde siempre. Dice que es verdad, que la
“La energía es la base de todo”, dice. Es la frase que guía su pensamiento
vista es maravillosa, pero que no se compara con las oficinas que tenían en el ministerio. —¡Ah!… Aquello era otra cosa. Frente a uno de los cuadros donde se ve una foto de Néstor Kirchner, Anita recuerda cómo discutían él y su jefe.
—Pero al final se entendían. Siempre. En cambio con Cristina era distinto. No se puede discutir en esos términos con una mujer. (...)
De Vido está más delgado que en las últimas apariciones públicas. El pelo y los bigotes encanecidos, un poco más largos. Usa un pantalón sport y una guayabera blanca con detalles azules. Cuando sonríe, parece poner a prueba el influjo de su convicción, el efecto que ejercen sus argumentos apasionados, la atención que suscitan sus monólogos largos (...) En su mundo no existen las medias tintas: al hablar de energía, De Vido habla de un modelo de país. Como si resultara imposible pensar a la energía por fuera de una geometría de poder más amplia, aquella que comprende la compleja relación entre Estado y empresas privadas, entre economía y política. “La energía