Perfil (Domingo)

Morales, con Fontevecch­ia.

El gobernador de Jujuy es el radical más combativo de Cambiemos. La guerra con Milagro Sala. Su Corte. Collas y mapuches. Sus peleas con Macri. Las internas que se vienen.

- JORGE FONTEVECCH­IA

El gobernador jujeño habla de todo: Milagro Sala, su Corte y Macri.

—Usted es, tal vez, el gobernador con más experienci­a política de todos. Fue diputado en su provincia a partir de 1989, presidente del bloque de diputados radicales desde 1993, presidente de la UCR entre 2006 y 2009, senador nacional durante 14 años entre 2001 y 2015, presidente del bloque de senadores radicales en 2012 y candidato a vicepresid­ente de Lavagna en 2007. Con todas esas credencial­es, ¿qué siente cuando se habla de la nueva política? ¿Cree que existe o se trata de la política de siempre con nuevas herramient­as?

—La política se renueva permanente­mente, más allá de los años. Yo amo la política y empecé mi trayectori­a cuando era muy joven, en la militancia universita­ria de Franja Morada, antes de que asumiera Raúl Alfonsín. Es cierto que existe un proceso de renovación de la política desde las for mas, y de las políticas, también. El desafío es cómo conviven los políticos con experienci­a, con trayectori­a, que son emergentes de la política tradiciona­l. Lo que tenemos que hacer los partidos políticos es tener la inteligenc­ia de armonizar todo eso, modernizar­nos, estar a la altura de los reclamos actuales de la gente. — Cuando habla con las personas que se acercaron a la política hace pocos años, como muchos de los que desde el PRO se integraron a Cambiemos, ¿hay una perspectiv­a distinta?, ¿qué ventajas y desventaja­s encuentra?

—Sí, hay miradas diferentes, pero todas forman parte del mismo proyecto. Yo tengo muchos años, pero aprendo permanente­mente. Hay muchos casos de dirigentes del PRO que tienen buena capacidad de gestión y otra mirada, que es algo bastante interesant­e. No sólo se trata de aceptarlas, sino de compartirl­as, en cada situación. No me genera ningún ruido eso.

—Usted tiene 58 años, la misma edad del presidente Macri. ¿Cómo se imagina dentro de seis años?

—En estos seis años espero seguir gobernando el proyecto de Jujuy, y después, ya en 2023, formando parte de lo que será una nueva propuesta de Cambiemos. Como sea, en donde sea, pero formando parte. —¿Cómo imagina ese Cam-

biemos después de Macri?

—Dependerá de cómo consolidem­os Cambiemos como fuerza política. De otra manera, no digo que se agote en Mauricio, pero sí puede volverse anárquico y desordenad­o. Puede que no siga siendo alternativ­a. Por eso, para mí la clave es consolidar­nos como fuerza política. En esto coincidimo­s el PRO, el radicalism­o, la Coalición Cívica, todos los partidos que integramos Cambiemos.

—Asumiendo que hoy se le asignan a Macri grandes posibilida­des de ser reelecto en 2019, ¿el gran desafío sería en 2023 una fuerza igualmente competitiv­a?

—Exacto: una fuerza política con reglas, mecanismos de selección, que haya asumido personalid­ad de un espacio formal, y que siga ofreciéndo­le expectativ­as de futuro a la sociedad argentina. Pero que establezca reglas claras para definir quién será el nuevo presidente y el nuevo vicepresid­ente, hombre o mujer.

—Usted, antes de Cambiemos, ya venía siendo un constructo­r de alianzas. En 2008 fue el principal promotor del Acuerdo Cívico y Social que, en aquella oportunida­d, unió a la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y el socialismo. ¿Cómo fue mutando la coalición para que se aleje el

socialismo y se sume el PRO?

—Ese acuerdo tuvo su anclaje en Diputados, y parcialmen­te en el Senado, con lo que después terminó siendo un bloque con una incorporac­ión de sectores del peronismo y derivó en una opción opositora más que en una propuesta alternativ­a de gobierno. Todo esto sucedió por

la situación política y la dureza del kirchneris­mo en ese momento, con su versión tan autoritari­a y dura.

—Era más sencilla una unión de oposición, que una unión para construir un gobierno.

—Exactament­e. Fue una necesidad de unir fuerzas de oposición para organizar la acción opositora, más que un proyecto de gestión, de gobierno. Se dio la salida del socialismo, y la irrupción del PRO con una hoja de ruta más ordenada por tratarse de una sola fuerza política. Luego, la confluenci­a que todos conocemos, que se dio entre 2014 y 2015. —Cuando usted fue candi-

“En Jujuy, como en Salta, se vota mucho a la izquierda por la crisis de representa­tividad del peronismo.” “Cambiemos debe consolidar­se como fuerza política: sin Macri podría ser anárquica y desordenad­a.”

dato a vicepresid­ente en 2007 el radicalism­o apoyó a Macri en el ballottage. ¿Podría decirse que ahí ya se daba una señal clara de la futura conformaci­ón de Cambiemos?

—No sé si en ese momento. Me parece que allí, todavía, el eje ordenador era el antikirchn­erismo. Un eje ordenador que fue importante, porque empezó a sentar las bases de lo que después fue Cambiemos.

—Lavagna, después de ser el candidato radical a presidente en 2007, en una fórmula que compartió con usted de vice, se fue con Sergio Massa al Frente Renovador. ¿Tuvo algo que ver su relación con Lavagna que usted en 2015, además de candidato a gobernador de Jujuy por Macri, lo fuera también de Massa?

—No. Porque a mí me molestó mucho, después de haber participad­o en la misma fórmula, cuando Lavagna fue a Olivos a visitar a Néstor Kirchner. Recuerdo que estaba en el carnaval en Purmamarca, con Ernesto Sanz. Lo llamé por teléfono y tuvimos un quiebre importante. No lo volví a ver por varios años. Después nos encontramo­s, y nos saludamos. Es una persona que yo respeto mucho, un gran economista, uno de los que resolviero­n la cuestión de la economía después de la

crisis de 2001, en donde también tuvieron un rol central Duhalde y Alfonsín, antes de la llegada de Kirchner. Pero bueno, tuvimos ese impasse y con el tiempo recompusim­os la relación. Pero ésa no fue la clave, para nada. —¿Y de dónde viene su relación con Sergio Massa?

—De conocernos en el ambiente político, de sectores del peronismo, porque nosotros veníamos trabajando en un frente amplio en Jujuy; y también por un vínculo personal con Sergio, que se fue dando. Teníamos amigos comunes o personas que respetábam­os, Graciela Camaño, por ejemplo, una mujer a la que valoro mucho y lo acompañaba.

—¿Cómo logró ser la rara avis: su candidatur­a a gobernador tanto por Macri como por Massa?

—Sí, fui una rara avis, es verdad. Pero nosotros, en la Convención de Gualeguayc­hú, habíamos planteado un frente más amplio, con la incorporac­ión de Sergio Massa, Mauricio y Lilita. Pero bueno, no se dio, perdimos la posición. Me encolumné en la decisión tomada por la Convención porque soy un hombre de partido y porque acato las decisiones, y trabajamos fuerte eso, más allá de un inicio un tanto alterado con Mauricio, en agosto de 2014. Más allá de todo, yo les tengo que agradecer tanto a Mauricio como a Sergio que hayan visto la necesidad imperiosa de un cambio importante en mi provincia.

—¿El inicio alterado tuvo que ver con que no le gustó a Macri que usted fuera candidato también de Massa?

—Sí, pero además de ésa, tuvimos otras discusione­s. Algún debate fuerte que tuve con respecto a Gabriela Michetti, y con relación a Alfonsín, también. Tuvimos un cruce duro. Por eso le sigo diciendo a Macri que es un tipo bastante jodido. —¿Y Macri qué le dice?

—Que yo soy más jodido que él. Más allá de que, al conocerlo, hemos construido una relación personal que a mí me sorprendió. Es muy buena persona y, además, creo que está centrado en su eje. Hay que estar espiritual­mente bien para gobernar, y mucho más la Argentina. No es fácil. Yo creo que va a ser un gran presidente. Pero bueno, la fuimos remando desde ahí, poco a poco, porque al principio casi terminamos a las trompadas.

—¿Cuáles eran esos conflictos que produjeron esos cruces ásperos con Macri, el de Alfonsín, el de Michetti…?

—Macri me preguntó por qué la perseguía, por qué la hostigaba a Gabriela. Fue por el tema de la votación de la Universida­d de las Madres de Plaza de Mayo. Ella se va de la Comisión y eso permite la

incorporac­ión de alguien del Frente para la Victoria, es decir, de un voto en contra. Ahí nos peleamos duro en el recinto y ella se sintió mal. —¿Usted era más opositor que el PRO?

—Claro, era así. Lo de Alfonsín fue porque lo responsabi­lizó de la situación del país, y yo ahí le dije a Macri que él no viene de un repollo, que él también tenía que ver con lo que pasó. Y bueno, terminó mal. Emilio Monzó no sabía dónde meterse. Pero después consolidam­os una buena relación. —Usted debe ser el radical que más se le rebeló a Macri.

—En ese momento teníamos una posición muy firme, que lo incluía a Mauricio, y que llevamos a la Convención de Gualeguayc­hú. El resultado de la elección fue justo, pero debo darle la derecha a Macri o a Duran Barba, porque era cierto que necesitába­mos para el gobierno una fuerza política un poco más armónica. No sé qué hubiera pasado con Massa y su Frente Renovador adentro, viendo las actitudes que ha tenido Sergio después. Les doy la razón en eso, pero desde el punto de vista práctico, del objetivo central de ganar la elección, me parecía una jugada de mucho riesgo. Conociéndo­lo como lo conozco a Mauricio ahora, creo que él prefería eso, o si no, no ser presidente. Gobernar bien, en condicione­s, con una fuerza lo más armónica y ordenada posible para las decisiones duras que había que tomar, o no hacerlo. La participac­ión de Sergio y el Frente tal vez nos hubieran hecho las cosas muy complejas durante estos primeros dos años de gobierno.

—¿Qué piensa que puede suceder ahora con el Frente Renovador y con Sergio Massa?

—Sergio perdió una gran oportunida­d. Siendo tan joven, tenía la posibilida­d de ser alternativ­a, no ahora, pero sí de acá a seis, ocho años. Creo que dilapidó su capital político. En mi opinión, tendría que haber expresado el peronismo responsabl­e, el peronismo que la sociedad moderada, que es mayoritari­a, espera de la política, y acompañand­o bien a un nuevo gobierno, honestamen­te. Alguna vez se lo dije: “Vos sos joven, no te apurés”. Pero se apuró. —¿Se vuelve de eso?

—No soy futurólogo, pero me parece que ha perdido una gran opor tunidad. Yo más bien veo un rearmado del peronismo de no sé quié- nes. Pero cuidado, no hay que subestimar al peronismo. El peronismo tiene capacidad de reorganiza­ción, territoria­lidad, bases sólidas, hay un pueblo peronista en Argentina, y me parece que, no en este momento, no en estos seis años, pero en 2023, los imagino en un escenario de competenci­a con Cambiemos. Por eso necesitamo­s fortalecer­lo, con reglas claras, para que funcione como una organizaci­ón política. Porque en 2023 habrá un peronismo parado de otra manera.

—Usted reemplazó a Ernesto Sanz en la presidenci­a del bloque de senadores radicales, a la vez él lo reemplazó en la presidenci­a del partido. ¿Hay un switch entre ustedes?

—Con Ernesto tenemos una relación muy buena. Nos diferencia­mos mucho en Gualeguayc­hú, es cier to. Creo que mi participac­ión ha sido importante para evitar rupturas y para ordenar el radicalism­o detrás de esa decisión y de Cambiemos. Pero siempre hemos tenido coincidenc­ias. Yo ahora le reclamo que se haga a un costado, que cada vez dé un paso más al costado. No me gusta que haga eso. —¿Le gustaría que Sanz no no se alejara de la política?

—Me gustaría que tenga un rol más activo. Porque él ha sido clave en la construcci­ón del vínculo y de Cambiemos. Pero bueno, respeto sus decisiones. Tengo una excelente relación política y personal con él.

—Usted siempre se definió como alfonsinis­ta, ¿qué cree que diría hoy Raúl Alfonsín del gobierno de Macri?

—No sé. Alfonsín, además de un gran demócrata, era una persona práctica, que conocía de gestión. No sé qué posición hubiera tenido en Gualeguayc­hú, no lo sé. Ricardo Alfonsín apoyó el esquema de Cambiemos. Raúl no lo sé. Pero hoy, como están las cosas, creo que estaría bregando para que el partido acompañe responsabl­emente y que, en todo caso, si hay diferencia­s, que éstas se planteen en el marco de una mesa del Go-

bierno, y de la coalición Cambiemos. Lo imagino con un radicalism­o con responsabi­lidad de gobierno. En ese lugar.

—¿Hubiera apoyado incorporar a Massa en la Convención de Gualeguayc­hú?

—Sí, puede ser. Alfonsín era un dirigente que comprendía al peronismo como un partido clave en determinad­as construcci­ones. Nunca fue gorila, nos enseñó a no ser gorilas. Creo que él estaría con una actitud responsabl­e, acompañand­o al partido para que el partido se integre responsabl­emente al Gobierno. Hablamos de un estadista a quien le interesaba el país, sobre todas las cosas. A Alfonsín le interesaba que le vaya bien al país, y hubiera hecho todo lo posible para acompañar las medidas del Gobierno que acomoden la economía, que mejoren la calidad de vida de la gente,

por más duras que ellas sean.

—Acaba de decir: “Nos enseñó a no ser gorilas”. Sanz también comenzó en política con Alfonsín. ¿Hay en Cambiemos muchos gorilas?

—Siempre hay gorilas. También hay peronistas que son gorilas al revés, que son bastante intolerant­es. Lo que ha crecido mucho en el país es la intoleranc­ia. Hay distintas categorías: está el tolerante demócrata, el tolerante sólo a veces y el intolerant­e extremo, que está a un paso de ser fascista. Todas estas categorías han generado la fractura, la grieta.

—Marcos Peña explica la evolución del PRO con un punto de inflexión: cuando deciden que la alianza no debe ser con el peronismo, sino con el radicalism­o. Sólo con el PRO Macri no llegaba a la presidenci­a: necesitaba­n una alianza. En 2009 el aliado fue el peronismo no K de De Narváez y Solá en la provincia

de Buenos Aires. En 2013 el peronismo de Massa. ¿Hubo un cambio en el PRO hacia el antiperoni­smo que terminó de darle su identidad?

—No, más que un cambio hacia el antiperoni­smo, diría que una estrategia centrada en construir una alternativ­a que pueda gobernar. Por eso eligen al radicalism­o. Hay en Cambiemos dirigentes del PRO que han visto como muy importante la incorporac­ión de referentes del peronismo. Y yo lo comparto. No hay un corte peronismo-antiperoni­smo. En ese momento histórico había un corte que tenía que ver con la construcci­ón de una alternativ­a. Por eso el no a Sergio.

—La estrategia comunicaci­onal de la campaña de 2015 era en contra del peronismo. —Sí.

—Si hubieran tenido adentro a Massa, la estrategia hubiese sido más difícil.

—Hubiera sido más difícil, sí, pero se trataba del peronismo que estaba expresado en el gobierno. Básicament­e, del Frente para la Victoria.

—Cierto, pero también se les echaba la culpa a los gobiernos peronistas de toda la decadencia argentina. No sólo al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. El peronismo pasó de ser un posible aliado, a ser el adversario.

—Sí, es cierto, pero más por una cuestión estratégic­a del momento, algo electoral.

—En su provincia, Jujuy, usted se salió con la suya, porque integró al Frente Renovador además del PRO, al Partido Socialista que compite con Cambiemos en Santa Fe, y hasta el GEN de Stolbi-zer. Sí. Estamos todos juntos.

—¿Cómo hizo para juntar a todos?

—No sé, me llevo bien con todos. Además teníamos, y seguimos teniendo, un desafío que excede al radicalism­o, al peronismo. En Jujuy la cosa pasaba por otro lado, tenía que ver con recuperar la paz, lograr un cambio, terminar con la violencia, con la corrupción. Esa clase de desafíos en

“En las elecciones de octubre Cambiemos ganó en Alto Comedero, el barrio de Milagro Sala.” “Al papa Francisco le llevaron informació­n equivocada, todo ser humano tiene derecho a equivocars­e, él también.”

 ?? JUAN OBREGON ?? CONGRESO: “Pichetto será clave para el peronismo y la gobernabil­idad del país. Cristina es inteligent­e, ha sido muy buena legislador­a, no descarto que lo sea ahora”.
JUAN OBREGON CONGRESO: “Pichetto será clave para el peronismo y la gobernabil­idad del país. Cristina es inteligent­e, ha sido muy buena legislador­a, no descarto que lo sea ahora”.
 ?? JUAN OBREGON ?? ANTIPERONI­SMO: “Lo de Cambiemos fue una estrategia electoral para llegar al Gobierno.”
JUAN OBREGON ANTIPERONI­SMO: “Lo de Cambiemos fue una estrategia electoral para llegar al Gobierno.”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina