Macron, Hollande y sarkozy, de luto
En dos días consecutivos, Francia vio a Emmanuel Macron, François Hollande y Nicolas Sarkozy juntos en dos funerales. El primero fue el viernes 7, cuando los tres despidieron a Jean d’Ornesson, un integrantes de la Academia Francesa. Y ayer, nuevamente estuvieron en la Iglesia de la Madeleine en lo que fue el multitudinario funeral de Johnny Hallyday, can- tante de rock –y también actor– que representó para Francia lo que los Beatles para Inglaterra o Elvis Presley para Estados Unidos.
Los medios franceses informaron que un millón de personas –e incluso un centenar de “motoqueros”– se congregaron en París para acompañar el cortejo por Champs Elysées, desde el Arco del Triunfo hasta la emblemática iglesia donde se realizó el funeral propiamente dicho. Aunque por parte del Estado Macron fue quien más cerca estuvo de la familia de Hallyday, durante la misa se ubicaron los tres juntos acompañados por sus respectivas mujeres. Incluso fue una de las pocas veces en que Hollande se mostró con Julie Gayet, la cineasta con cuya relación dio origen a un “escándalo mediático” durante su presidencia y marcó la separación de su segunda esposa y primera dama, Valérie Trierweiler. Idolo. Johnny Hallyday tenía 74 años. Para los franceses, él era un ícono como la Torre Eiffel, Chanel, Christian Dior, Yves Saint Laurent o su gastronomía. Quizá por eso en el funeral Macron expresó: “Hay algo de Hallyday en cada uno de nosotros”.
A lo largo de su carrera, Hallyday vendió más de cien millones de discos, y cineastas como Jean-Luc Godard, Costa-Gavras, Patrice Leconte y Claude Lelouch lo convocaron para participar en algunas de sus películas. El cantante personificaba como ningún otro la generación de la posguerra. Hablaba a los franceses con el alma a través de sus canciones, según reseñó Le Monde. “La actitud del rock and roll que importó de Estados Unidos lo convirtió en ídolo entre los jóvenes de los años 60”, dijo Macron en un comunicado.
Hallyday celebró en 2000 los cuarenta años de profesión con un gran concierto frente a la Torre Eiffel que convocó a más de 500 mil personas. Años más tarde, en mayo de 2009, anunció que empezaba su última gira porque, dijo, “no quiero aparecer sobre el escenario como un viejo rockero. Siento mucho respeto por el público”. Tenía entonces 66 años y seguía siendo famoso por el azul intenso de sus ojos, aunque empezaba a serlo también por sus retoques faciales. Amores. Amante de los Porsche y las Harley-Davidson, era residente habitual de Saint-Tropez o Miami, y aparecía continuamente en portadas de prensa por temas ajenos a la música. Tras su separación de la cantante Sylvie Vartan, Hallyday se cortó las venas; en 1970 sufrió gravísimas heridas en la cara en un accidente automovilístico, y en 1984 se desmayó sobre el escenario durante un concierto.
Sus siguientes divorcios y matrimonios fueron objeto mediático. Entre otras, contrajo matrimonio con la actriz Nathalie Baye, la comediante Adeline Blondieau, de apenas 20 años, y en 1996 se casó con Laetitia Boudou, de 21 años, su actual viuda.
Tuvo otros episodios complicados y hasta casos de evasión fiscal, pero el tributo que recibió ayer en su funeral da cuenta de que Hallyday era un ícono de Francia.
Los tres políticos y más de un millón de franceses despidieron a Hallyday en Paris