Para todos los gustos
A pesar de su extensa gestión en Boca Juniors, sus ocho años de jefe de Gobierno en CABA y sus dos años como presidente, Macri sigue siendo un personaje insondable para la mayoría de los argentinos.
Por su parquedad, distancia y aparente frialdad suele ser ubicado en un antagonismo de estilo con Cristina F. de Kirchner.
La etiqueta de empresario le sigue pesando con una doble connotación: para sus simpatizantes se trata de alguien muy preparado para gestionar en forma exitosa una organización compleja (como un país), pero para sus detractores es alguien que sólo piensa en números, desinteresado en el bien- estar de “la gente”.
Sus presencias en público también provocan diferentes percepciones sociales. Para muchos, sus breves discursos son una brisa de aire de fresco en oposición a las extensas cadenas nacionales de Cristina. Pero su tendencia a leer hace crecer la idea de que el Presidente (y sus prin- cipales voceros) están coucheados con un esquema pautado de comportamiento.
También en su rol específico como primus interpares se observan lecturas antagóni- cas. Para algunos se trata sólo de una fig ura simbólica, una suerte de rey sin mando real, mientras que para otros es el controller general, quien dice lo que hay que hacer y un duro frente a fallas en la ejecución de sus dirigidos.
En la batalla de la percepción hay Macri para todos los gustos.