Igualdad de género en el Estatuto de la UNRN
Desde noviembre de este año la Universidad Nacional de Río Negro se convirtió en el primer establecimiento público en incorporar la paridad de cupo entre hombres y mujeres.
Las transformaciones de las condiciones jurídicas y sociales de las mujeres que atravesaron el siglo XX produjeron la consecución de cuotas cada vez más amplias de igualdad entre los géneros. Superadas las discriminaciones legales que impedían a las mujeres tener los mismos derechos que los hombres, su situación de inferioridad social no ha sido erradicada, como lo demuestra, entre otras, la prevalencia de altos índices de violencia contra las mujeres, cuya expresión más cruel, el femicidio, se cobra en nuestro país aproximadamente 300 víctimas por año.
Como se hizo en el siglo XX, se espera de la centuria en curso que “sea de las mujeres” y, en aras de ampliar la ciudadanía en clave de género, que lo sea también de todas las personas que integran el gran universo de las diversidades sexuales, más allá de la heterosexualidad. Este deseo será realidad en la medida en que las discriminaciones y violencias basadas en el género sean eliminadas. Ambito. Las universidades argentinas han constituido un territorio fértil para disputar múltiples batallas contra las desigualdades de género, en particular desde 1983. Desde entonces ha habido un lento pero imparable crecimiento de actividades académicas orientadas a la búsqueda de la equidad de género en el campo de la ciencia y la tecnología. Durante estos años no solo se ha ampliado el núme- ro de mujeres en la educación superior, sino que también, entre otros, se ha incrementado el número de docentes e investigadoras, así como la oferta académica con contenidos de género (en especial a través de materias electivas en las carreras de grado y de la existencia de especializaciones, maestrías y doctorados en la materia).
También se ha dado una progresiva expansión de la presencia de mujeres en los órganos de gobierno de las universidades, incluso algunas han llegado a ser rectoras, vicerrectoras o decanas. En este sentido, y con miras a ampliar la presencia de mujeres en los órganos de gobierno, muchas universidades adaptaron sus estatutos o reglamentos electorales a la ley nacional de cupo femenino y algunas, como el caso de la Universidad Nacional de Río Negro, fueron pioneras a la hora de incorporar la paridad de género electoral en su estatuto antes de que fuera ley de la Nación; esta universidad también incorporó el uso de lenguaje no androcéntrico en su norma fundamental para impedir que el universal masculino siga constituyéndose en la medida de todas las cosas y evitar la perpetuación de estereotipos sexistas.
Entre los avances, otro de