Perfil (Domingo)

El sindicalis­ta y la sociedad moderna

- LUIS COSTA*

El tratamient­o del caso Balcedo invita a sus analistas al lado sencillo de su exposición. Un hombre con dinero extraño, lleno de autos imposibles, un avión de magnate y una chacra maravillos­a se presenta a todos en formato de escándalo moral. Un auto deportivo amarillo furioso se expone mientras los periodista­s se preguntan por la barbaridad del caso, señalando justamente que eso no debe hacerse. Sin embargo, en este planteo, se pierde oportunida­d de describir, en el mismo Balcedo, caracterís­ticas notables de la sociedad moderna.

Para los medios de comunicaci­ón el tema es Balcedo, es decir, el individuo, el sujeto mismo. Todo el desborde argumental se arroja sobre su historia, su modalidad y su exagerada abundancia, haciendo del caso un asunto de persona particular y su entorno familiar. La sobreexpos­ición del individuo deja sin marcar algo trascenden­tal: el resto de la sociedad y, en particular, el ámbito económico en donde se compran y venden productos. Balcedo parece haber tenido mucho dinero y los vendedores de autos, casas y aviones estuvieron dispuestos a comerciar a través de pagos con él. En las compras de Balcedo, en las compras exitosas, las que se pudieron realizar, se muestra la creación en la sociedad moderna de un sistema económico que solo necesita de dinero para fluir y no las historias personales de sus portadores.

Los llamados insistente­s a la democracia en Venezuela o las antiguas repúblicas vinculadas a la Unión Soviética no se repiten hoy con el caso de China. Mientras la democracia sigue sin tener todavía espacio, el abrazo global a ese país se produce por las oportunida­des comerciale­s que desde allí se expanden, porque a través de China se puede procesar pagos en dinero vendiendo soja. El dinero es, como ha dicho Luhmann siempre, un medio de comunicaci­ón que permite enlazar las interaccio­nes entre personas desatendie­ndo sus propias biografías. El dinero, que se “operaciona­liza” a través de pagos, reduce la incertidum­bre de manera fulminante entre dos personas. Desconoce alguien si el kiosquero es un abusador o un gran padre, y el kiosquero tampoco sabe nada de su cliente; pero con 10 pesos da un alfajor de inmediato. El Ministerio de Agroindust­ria no pide antecedent­es de los funcionari­os del gobierno chino en las transaccio­nes comerciale­s y tampoco los socios de CREA o la Sociedad Rural Argentina en cada exportació­n de granos. El sistema económico no pregunta nada, sino hace circular la comunicaci­ón basada en precios que sostienen desde allí una batalla por la escasez.

El cambio desde la perspectiv­a del sujeto, es decir solo desde la mirada moral sobre un individuo, a uno más amplio y complejo del orden social, expande las capacidade­s del análisis. Lo que Balcedo expresa es que no se trata de él, sino del ámbito en el que le toca circular según la interacció­n en que se encuentre. Su pedido de prisión proviene de otro ámbito de comunicaci­ón social, del sistema del derecho, no del económico. A Balcedo se lo detiene por hacer algo no legal, tema indistinto para el procesamie­nto de pagos. A su vez, es tratado por la prensa en for- mato de informació­n escandalos­a y moralizabl­e, porque de eso se ocupan los medios masivos de comunicaci­ón. Balcedo es, en realidad, un tema de comunicaci­ón, que según dónde se lo ubique permite la producción de unas operacione­s o de otras.

El sistema político vive en conflicto con el sistema económico. Mientras este se basa en precios y pagos, el sistema político vive de la toma de decisiones de carácter vinculante que buscan tener impacto sobre toda la sociedad. Sin embargo, el impacto sobre la economía es siempre incierto, algo que va quedando en evidencia de manera creciente en el gobierno de Macri. La generación de políticas nuevas tendientes a modificar la economía no siempre es fructífera, aunque todas ellas hacen “hablar” al sistema económico, por ejemplo subiendo el precio del dólar o con fluctuacio­nes en la Bolsa de Comercio.

El blanqueo que propició el Gobierno a fines de 2016 desatendió el origen del dinero y entonces fue exitoso; política con disfraz de economía, algo fascinante para los actores económicos. Sindicalis­ta con disfraz de empresario es algo intragable para algunos adinerados, aunque solo se cae sobre ellos cuando dejan de poder procesar pagos en dinero. Solo ahí, en ese momento, todo su pasado se hace insoportab­le. *Sociólogo. Director de Quiddity.

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CEDOC PERFIL CAJA FUERTE. Balcedo guardaba casi medio millón de dólares en su mansión.
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