Perfil (Domingo)

Besos brujos

- RAUL H. ALVAREZ

Las demandas cruzadas entre Calu Rivero y Juan Darthés sobre la supuesta prolongaci­ón de un beso luego del corte en una escena ha de sentar jurisprude­ncia cuando sean resueltas por tratarse de un caso sin precedente­s. Acaso el juez encargado de resolver el pleito tenga que bucear en la evolución del beso en el cine para dictar una sentencia justa.

Sin remontarse al primer beso que se vio en la pantalla que data de 1896 entre May Irwin y John Rice, que hoy resulta inocente, podemos citar Besos brujos, de José A. Ferreyra, con Libertad Lamarque, que marca un hito en cuanto a besos forzados. En una secuencia, Libertad es sometida al remate de un beso y, luego de recibirlo del mejor postor, besa furiosamen­te tres veces a un estanciero libidinoso y huye a lavarse la boca.

En general los besos en el cine se ajustaban al Código Hays en cuanto a su intensidad y su duración. Se recuerdan los besos de Cary Grant con Grace Kelly en Para atrapar al ladrón y con Eva Marie Saint en Intriga internacio­nal, que culminan en la visión de fuegos artificial­es y de un tren entrando a un túnel. Alfred Hitchcock, el director de ambos films, expresó su punto de vista sobre el beso en una entrevista que le hizo François Truffaut: “Todas las escenas de besos crean incomodida­d en los actores, pero antes de esa incomodida­d viene la posición del público. La cámara es el ojo del público que encuentra deleite en ser parte de ese ménage à trois”. Este punto de vista está ilustrado en la escena final de Cinema Paradiso, en la que Jacques Perrin se emociona y se deleita ante el compendio de besos que se proyectan ante él en la escena final.

Tal vez el beso más difícil se dio en la película Trapecio, de Carol Reed. Allí, Burt Lancaster besa a Gina Lollobrigi­da cabeza abajo cuando ambos están colgados del trapecio y para mantener el swing sus bocas se sellan como ventosas.

Esplendor en la hierba, de Elia Kazan, fue el primer film norteameri­cano que mostró un beso “francés”. Los actores (Warren Beatty y Natalie Wood), en lugar de entablar una demanda uno al otro iniciaron un breve romance. En nuestro medio provocó cierto escándalo cuando María Aurelia Bisutti en una telenovela besó a un galán y al separarse se vio entre sus labios un hilo de saliva.

Es difícil para un director interrumpi­r un beso abruptamen­te. Daniel Tinayre no pudo lograrlo con Susana Giménez y Carlos Monzón en La Mary. Sucede algo similar en las escenas de carreras. Aun después que el director dice “corten”, los autos siguen corriendo y los caballos, galopando.

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CEDOC PERFIL Cary Grant y Grace Kelly.

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