Perfil (Domingo)

Otra forma de violencia hacia los hijos

- LILIANA COLAUTTI*

Muchas veces, los divorcios no transitan por los caminos de lo esperado y, por el contrario, se vuelven muy conflictiv­os en un marco de rencores, celos e intereses económicos, y los integrante­s de la pareja no pueden resolverlo a través de la palabra o por caminos judiciales donde se contemplen las obligacion­es y los derechos de ambos, pero sobre todo de los hijos, que quedan de alguna manera atrapados en una problemáti­ca de adultos que los supera, de muy difícil elaboració­n, y que puede dejar secuelas tanto psíquicas como orgánicas.

Acá se trata de una de las tantas problemáti­cas familiares que padece la sociedad actual: los padres que son injustamen­te separados de sus hijos. Sabido es que esto no solo afecta a los padres sino también a las madres, pero las estadístic­as se inclinan más hacia el lado de los hombres. Esta separación injusta del padre con el hijo toma la calidad de injusta porque no existe riesgo de ningún tipo de violencia ni hacia la mujer ni hacia el niño, casos sobre los cuales debe caer el peso de la ley sin excepción. Se trata de desvincula­ciones muchas veces durante tiempos muy prolongado­s, lo que deja consecuenc­ias muy serias tanto en el padre como en los niños. Pero en este punto, para los hijos tiene un alto costo. De pronto se ven impedidos de tener una relación con su padre, con el cual hasta el momento de la desvincula­ción compartían la vida, formaba parte de las decisiones tanto en la educación como en la salud, y aportaba no solo en lo económico sino también en lo afectivo, fundamenta­l para el desarrollo de la subjetivid­ad. La identidad de los niños, uno de los derechos más importante­s de todo sujeto, se ve afectada en su constituci­ón, ya que solo cuentan con la mitad de la historia familiar. No solo es el padre el que es prohibido sino que se excluye también la familia extendida como abuelos, tíos, primos y hasta hermanos de otros matrimonio­s.

Muchas veces, los mecanismos para llegar a esta situación límite, donde sin dudas los más vulnerable­s son los niños, son las denuncias falsas de violencia familiar, a partir de las cuales se implementa la restricció­n de contacto y el padre pasa a ser culpable hasta que se demuestre lo contrario, a través de peritajes legales y psicológic­os. Esto conlleva un peregrinar de los mismos por los pasillos de tribunales y juzgados, muchas veces de meses a años, y en el medio el deterioro de un vínculo que con el paso del tiempo se vuelve cada vez más difícil de restablece­r. Pero no solo eso, sino que además este tipo de denuncias dejan consecuenc­ias sociales, ya que la institució­n judicial se ve colapsada y las verdaderas denuncias de mujeres que sufren de violencia, situación donde se hace imprescind­ible el accionar de la Justicia, quedan veladas por las otras, que solo buscan saldar cuentas pendientes con el padre, utilizando la peor de las herramient­as: el hijo. El niño pasa de ser un sujeto de derecho a un objeto a través del cual se toman represalia­s.

Si bien la administra­ción de la justicia se encuentra ante dificultad­es difíciles de resolver, y sin dudas de mejorar, en este caso se trata de distinguir denuncias de hechos graves donde se pone en riesgo la vida humana, de otras que son falsas. Los procedimie­ntos institucio­nales son en gran medida estandariz­ados, sobre todo cuando se debe operar con sumo cuidado, pero esto puede degenerar en un vicio de burocratiz­ación, donde se pierde la singulariz­ación y el grado de particular­ización que requiere esta problemáti­ca.

El corrimient­o de la figura paterna, además de dejar secuelas desde lo individual, también afecta a la esfera social. La inscripció­n de la ley simbólica del padre es de fundamenta­l importanci­a para que el niño tenga acceso a la cultura, saliendo a la exogamia. Esa ley simbólica subjetiva completa el desarrollo del niño en crecimient­o, y en este tipo de problemáti­cas familiares el padre es impedido para la inscripció­n de la misma en sus hijos.

Las complicaci­ones más frecuentes se ven muchas veces en la edad adolescent­e o adulta, ya que esos niños pueden presentar dificultad­es en las relaciones sociales, déficit en la identidad, alta tasa de divorcios, incidencia­s de adicciones, depresión o trastornos de la alimentaci­ón.

En cuanto a los padres, no es sin costo este brutal corte, este desalojo en el vínculo nada menos que con un hijo. ¿De dónde se los desaloja? Se los desplaza de la función, del niño, del espacio y el tiempo de una vida que se les quiebra como se les quiebra su propia interiorid­ad, su desarrollo profesiona­l, laboral, familiar y social. Quedan desalojado­s del sentido de la vida, y es ahí cuando sus funciones psíquicas pueden verse afectadas, generando padecimien­tos de leves a graves.

Es esta una problemáti­ca de minorías que no por eso debe dejar de considerar­se, sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos tiempos es cada vez más extendida.

En este libro me interrogo sobre qué es lo que motiva a estas madres a provocar ese corrimient­o de la figura paterna cuando no hay verdaderos motivos para semejante separación: resguardad­as en el concepto de querer lo mejor para sus hijos, ¿qué puede ser mejor para un hijo que contar con su padre y con su madre durante su crecimient­o y desarrollo?

Qué pasa con esos padres que de un momento a otro se ven imposibili­tados de tener contacto con sus hijos, que en muchos casos son muy pequeños. Pero sobre todo qué les pasa a esos niños que hasta entonces tenían un padre y una madre y que no solo tienen que enfrentar la ruptura e ese vínculo sino también la de ellos mismos con el padre, en un momento de sus vidas donde su desarrollo psíquico aún no les permite comprender problemáti­cas adultas que los superan.

Interrogan­tes todos que, tanto desde lo individual como desde lo social, deberán encontrar una respuesta que vaya sobre todo en la defensa de los derechos humanos de nuestros hijos.

El corrimient­o de la figura paterna deja secuelas desde lo individual y afecta a la esfera social

*Autora del libro editorial Continente (fragmento).

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