Costo internacional, devaluación e impuestos
El mercado de combustibles está signado por el incremento, en simultáneo, de los tres grandes ejes que determinan su nivel de precios: a) el valor internacional del crudo, que esta semana superó los US$ 70 (a principios de diciembre cotizaba a 55); b) el dólar, que se encareció desde diciembre casi un 10%; y c) la carga impositiva que grava la venta de productos fósiles, que se elevará a partir de marzo por la reforma fiscal que impulsó el Gobierno. El alza conjunta de estas tres variables ejerce una fuerte presión sobre los precios de las naftas y el gasoil en surtidores y, por consiguiente, traslada ese efecto sobre la inflación. Frente a ese escenario, YPF planteó reducir, de forma excepcional, la carga impositiva sobre el expendio de combustibles. Se trata, en la práctica, de la variable endógena sobre la que el Ejecutivo puede operar con mayor facilidad. El artículo 5 de la Ley 23.966 –que determina el esquema tributario de la industria– autoriza al Ministerio de Energía a reducir, sin la necesidad de obtener el aval del Congreso, hasta un 10% el valor del impuesto a la transferencia (ITC), que en el caso de las naftas representa hoy un 62% del precio a la salida de refinería.