Perfil (Domingo)

El dólar como reserva de valor en la Argentina

- FERNANDO PABLO SOLIÑO*

El alza de la cotización del dólar estadounid­ense durante este enero es producto de diversas razones. Una de ellas es la recompra de divisas como fase final del carry trade, inducida por la licitación de las Letras del Banco Central (Lebac) realizada el pasado martes 16, que redujo la tasa del 28,75% al 27,24% anual a 35 días, y que es consecuent­e con el cambio de las metas de inflación que anunció el Gobierno el 28 de diciembre, cuando las modificó del 10% anual para el año 2018 al 15% anual. Otra es la creciente diversific­ación de las carteras de inversione­s que han incrementa­do la participac­ión de la divisa estadounid­ense en la composició­n de los portfolios. Y otra es la sostenida demanda del dólar turístico vacacional. Sin embargo, en este contexto, el motivo principal es el atraso cambiario.

El estudio comparativ­o de la cotización del dólar y su relación con la inflación pone en evidencia las expectativ­as del mercado cambiario frente al devenir de las políticas monetarias y el conjunto de medidas económicas llevadas adelante oportuname­nte por el Gobierno. Tomando como base la cotización al cierre de cada año del BNA, durante 2016 el incremento del dólar fue del 21,05%, mientras que la inflación ese año alcanzó el 40,90%. La misma situación se evidencia en 2017. El aumento de la divisa estadounid­ense llegó al 17,39%, y el incremento de los precios en la economía superó el 24,50%. Durante este período, la liquidez en moneda local fue captada por las Lebac, cuyo rendimient­o anual aún supera significat­ivamente la inflación del último año.

Durante 2016, la emisión monetaria alcanzó el 32% y el incremento de la base monetaria de 2017 superó el 27%. Aunque el Gobierno manifieste que estos pesos emitidos cuentan con el respaldo de divisas (US$ 63.122, según informe del BCRA), debemos señalar que también genera una expansión de pesos en la economía. Con un crecimient­o de la actividad económica real interanual del 3% al 4%, el aumento de la base monetaria no se destina hacia la inversión ni el consumo, sino que fluye hacia los instrument­os financiero­s por las altas tasas de interés, el mercado bursátil o el mercado cambiario tradiciona­l.

El actual déficit fiscal tracciona la demanda de pesos, consolidan­do la emisión monetaria en los niveles anteriores. El elevado déficit comercial tracciona la merma de las reservas en divisas, volviendo espurio el incremento de la base monetaria. La necesidad de mantener el respaldo de divisas tracciona el aumento de la deuda externa, redirigien­do el gasto público corriente para cubrir los servicios de la deuda financiera del Estado. Los aumentos de precios en los servicios públicos y los combustibl­es por la quita de subsidios o por la adecuación de tarifas congeladas traccionan el incremento del nivel general de precios, generando una inflación de costos en la economía argentina.

En los últimos cuarenta años, las sucesivas crisis económicas en Argentina cimentaron la preferenci­a por la liquidez en dólares estadounid­enses. Desde este contexto de incertidum­bre en las diversas etapas de la economía argentina, el dólar se erigió como el refugio estable del poder adquisitiv­o del pequeño y mediano ahorrista local. Y aún mantiene ese lugar de privilegio. *Analista económico.

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