Perfil (Domingo)

Viejos amigos: James Joyce & ezra pound

- J.A.

Es conocida la ayuda artística y económica que Ezra Pound les brindó a tantos de sus amigos poetas y escritores. El caso más conocido, y narrado por Hemingway en A Moveable Feast, es el de T.S. Eliot: “Se preocupaba por todo el mundo, y en los primeros tiempos de nuestra amistad la persona que más le preocupaba era T.S. Eliot, quien, según me dijo Ezra, tenía que estar de empleado en un banco en Londres y, por consiguien­te, no disponía de tiempo para dar un buen rendimient­o poético. (…) Ezra me mostró el folleto anunciador del Bel Esprit. (…) La concepción encarnada en el Bel Esprit era la de que cada cual aportaría una parte de sus ingresos, y entre todos constituir­íamos un fondo con el que sacaríamos a Mr. Eliot de su banco, y él tendría dinero para escribir poesía”. Hacia 1915, por causa de la guerra, Joyce se había trasladado primero a Venecia y después a Zurich, y le escribió a Ezra Pound en junio para decirle que estaba sin dinero. Inmediatam­ente Pound, radicado en Inglaterra –y que más tarde ayudaría a Joyce con la publicació­n de los primeros capítulos de Ulises en The Little Review–, empezó a despertar interés entre quienes tenían poder para influir en los fondos literarios reales. Dada su amistad con el poeta W.B. Yeats, último que tenía gran influencia con el Fondo Literario Real, le consiguió a Joyce una subvención de 75 libras (cifra nada despreciab­le, más si recordamos que ese mismo año Pound solo había ganado 45 libras en total entre sus clases y colaboraci­ones en Poetry y otras revistas). Este dinero y el reconocimi­ento simbólico le dieron a Joyce la tranquilid­ad para continuar con los episodios de Bloom del Ulises, sobre los que trabajaba entonces. Aunque esta no fue la única ayuda que recibió del poeta norteameri­cano. Además, Pound hizo de agente literario de Joyce, escribió largos artículos sobre su obra, le dio consejos sobre cómo vivir barato e incluso lo ayudó con los problemas que tenía en la vista (y que más tarde dejarían a Joyce ciego). En prensa, en las cartas y por todo el ámbito literario de Inglaterra y Estados Unidos, Pound proclamaba que Joyce era uno de los mejores autores contemporá­neos y decía que A Portrait of the Artist as a Young Man era una novela tan duradera como las de Stendhal y Flaubert. En la Poetry de abril de 1916 declaraba que era “con mucho el escritor más significat­ivo de nuestra década”. En junio de 1916, de nuevo Pound le consiguió otra subvención de dos libras semanales durante 13 semanas de la Sociedad de Autores, Escritores y Compositor­es. En agosto de 1917, Joyce se derrumbó en Zurich por un ataque de glaucoma y tuvieron que operarle los ojos la semana siguiente. Cuando Pound recibió las noticias en septiembre, le envió a Mrs. Joyce una carta de ánimo, diciéndole que estaba tratando de obtener dinero para ayudar a su marido y que había puesto a la venta algunos manuscrito­s autógrafos que poseía de los reyes Fernando e Isabel de España, fechados en 1492.

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CEDOC PERFIL PANDILLA. James Joyce, Ezra Pound, John Quinn y Ford Madox Ford en París, en el otoño de 1923.

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