Perfil (Domingo)

Macri busca quebrar a la CGT

Plan para seducir a otros gremios y aislar a camioneros

- EZEQUIEL SPILLMAN

El Gobierno trabaja para que la central obrera deje solo a Moyano en la marcha programada aún para el jueves 22. Contempla ampliar el debate de la reforma laboral, adecuar convenios y facilitar fondos para obras sociales.

Durante años hubiese sido impensado. Pero ocurrió: una cumbre secreta entre Pablo Moyano, el más combativo del clan familiar, y Máximo Kirchner terminó de sellar lo que será la marcha del 22 de febrero contra el Gobierno. Ante esto, el oficialism­o trabaja, de manera silenciosa, para que se concrete la división de la CGT y aislar a Hugo Moyano.

La estrategia oficial viene dándose desde que el líder camionero decidió embarrar la discusión por la reforma laboral y, en particular, desde que pasó a la ofensiva contra la Casa Rosada por, según interpreta­n, las causas judiciales que pesan contra él y su entorno más íntimo.

Es más: Mauricio Macri, junto al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, doblaron la apuesta contra los sindicatos díscolos y encararon una serie de ochenta auditorías (ver aparte) para verificar con lupa el estado contable de los gremios. Entre los sindicatos que comenzarán a recibir las notificaci­ones está anotado, por supuesto, Camioneros.

“La división de la CGT ya está, es un hecho, pero se va a ver el 22 de febrero”, apunta ante PERFIL uno de los funcionari­os que suele reunirse con los gremios desde el comienzo de la gestión. Y recuerda los mensajes que le llegaban a Triaca desde un sector de los sindicatos cuando, en la última marcha, hubo trompadas en la Plaza de Mayo y reclamos cruzados en el palco. “¿Cómo van a evitar cagarse a trompadas el 22F?”, agrega la fuente oficial. Y completa con un dato empírico: la última foto donde se anunció la marcha mostró a Pablo Moyano con dos de los tres triunviros de la CGT, todos apoyados por los gremios kirchneris­tas como Ctera (con Rober to Baradel) y Bancarios (con Sergio Palazzo, quien ya tiene dos paros anunciados). En esa foto, salvo el histórico líder de los municipale­s porteños, Amadeo Genta, hay sindicatos con pocos afiliados: Juan Carlos Schmid, de Dragado y Balizamien­to (500); Carlos Acuña, empleados de estaciones de Servicio (5 mil); o Víctor Santa María, de los porteros de edificio (10 mil).

En la Casa Rosada aseguran que los gremios más importante­s que representa­n a más de la mitad de los delegados de la CGT no estuvieron: los “gordos”, los “independie­ntes” y las 62 Organizaci­ones.

Ahora bien, ¿qué propone el Gobierno en este contexto? En primer lugar, adecuar los convenios colectivos de trabajo, cerrar las paritarias sin grandes estridenci­as ni conflictos, abrir el debate por la reforma laboral, reordenar los papeles de los sindicatos y, por supuesto, la liberación de fondos para obras sociales. De esto ya saben desde Uatre (peones rurales) pasando por la Uocra de Gerardo Martínez, Obras Sanitarias de José Luis Lingeri (estos dos últimos beneficiad­os por el crecimient­o de la obra pública), o los vinculados

una reunión entre Pablo moyano y máximo K despertó las dudas en el oficialism­o

con el sector energético. Todo esto, además, redundaría en otra cuestión: aislar a Moyano progresiva­mente.

“Estamos en una situación parecida a la del año pasado, cuando (Luis) Barrionuev­o los convocó y comenzaron a darse manija para hacer un paro, pero no tenían claro para qué”, confía otra fuente macrista. Y añade: era un contexto económico “mucho peor”: inflación de más de 30% y no levantaba el empleo registrado. “Hoy hay una inflación controlada, récord de empleo por encima de 2015, entonces no hay un contexto para semejante quilombo. Si después del 22F convocan a un paro, ¿cuál va a ser la explicació­n?”, concluye. Según datos que atesoran en la cartera laboral, los niveles de conflictiv­idad sindical en 2017 fueron los más bajos desde 2011.

Moyano versus Macri. En este marco, la pelea con Moyano va en serio: no habla con Triaca desde el 9 de enero, cuando inauguraro­n juntos un sanatorio de la obra social de Camioneros. Ese día estaba Liliana Zulet, la mujer de Hugo, quien ese día se mostró enfáticame­nte a favor de la reforma laboral, y Diego Santilli, el vicejefe de Gobierno porteño y habitual interlocut­or del cacique sindical. Moyano le envió mensajes vía gremialist­as aliados a Triaca, pero no hubo señales de distensión ni mucho menos.

“Todo se rompió cuando Hugo no vio la propuesta del Presidente sobre la Argentina del futuro: adecuar su actividad a lo que demanda la Argentina que necesita exportar más y bajar los costos del transporte”, describen en el oficialism­o. En otras palabras: adaptar los convenios del sector del transporte para bajar lo que en el Gobierno consideran “costos innecesari­os a la producción”.

“A Moyano solo le interesaba el tema OCA (la empresa de Correo que defiende como propio)”, agregan en el Gobierno. “Y ahora hace una marcha para defenderse a sí mismo”, concluyen.

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GET GRIETA. La CGT ya vive un divorcio de hecho. Por un lado, Moyano, Barrionuev­o y gremios kirchneris­tas. Por el otro, los tradiciona­les “gordos” y los “independie­ntes”.
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CEDOC PERFIL OTROS TIEMPOS. Cuando el camionero era un aliado de Macri.

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