Una abuela y su nieto escalan el aconcagua
Susana buffoni tiene 71 años y santiago vilavoy, 14. hace un año que vienen planeando juntos esta aventura. Desde el campamento base cuentan cómo disfrutan la experiencia.
esperan “¡Qué aventura están haciendo!”, repiten en la ciudad cordobesa de Villa María sobre Susana Buffoni (71) y Santiago Vilavoy (14), abuela y nieto que hoy comenzarán a escalar el cerro Aconcagua y planifican hacer cumbre el viernes. “El verdadero héroe es Santiago, porque es maravilloso que con la edad que tiene decida acompañarme en esta aventura de abuela loca”, cuenta la abuela a PERFIL por teléfono desde el campamento base del pico más alto del continente americano. “Todos me preguntan cómo están los andinistas”, agrega Andrea Montero (46), hija de la mujer, que los espera en Córdoba.
Acompañados por Sebastián García, guía del equipo integrado también por otros cuatro deportistas, el plan es tomar camino hacia la pared norte del Aconcagua, donde harán trekkings de hasta 11 horas entre piedras y enormes manchones de nieve.
Primero ascenderán a Nido de Cóndores y, luego de acampar allí, se dirigirán a Cólera. Previamente, subieron hasta Plaza de Mulas, donde acampan en este momento para aclimatarse con la hostilidad del frío y la falta de oxígeno. El jueves se hicieron los chequeos médicos, que salieron perfectos, según afirma García. “Vamos a llegar hasta donde nos deje la montaña”, dice Buffoni, que “tiene miedo a sus límites y lo desconocido”.
“Nunca en mi vida hice algo así”, cuenta por su parte San- tiago. Aunque teme por la falta de oxígeno y el frío, el joven jugador de voley, federado en la Escuela Rivadavia de Villa María, afirma que tiene “muchas expectativas por subir”.
“Ninguno de los dos nos vamos a olvidar nunca de este momento”, dice Buffoni. La abuela cuenta que “la maravilla del desafío es compartirla con su nieto, que la ayuda en todo”. Vilavoy no cree que sea un héroe y toma con naturalidad llevar más peso en su mochila o sujetarla cuando pierde el equilibrio. Conexión. Montero cuenta que su madre y su hijo “crearon un vínculo muy especial”. “Santiago comparte mucho con su abuela y la acompaña en todas sus actividades”, dice sobre su hijo, que quedaba al cuidado de su madre cuando ella debía ir a trabajar. “Mi mamá es una aventurera y no tengo miedo, porque es consciente de que va a llegar hasta donde el cuerpo le diga”, dice, y cuenta que Susana ya se tiró de parapente y anduvo en un avión de piruetas. “Estamos pensando en un recibimiento para cuando vuelvan”, adelanta.
Buffoni dice que los desafíos “suman vida y años de bienestar”. Uno que cumplió hace unos años es el de tener un programa de radio. “Pienso que la vida hay que vivirla y no mirarla pasar, por eso siempre armo proyectos”, agrega. También da seminarios de reiki. “La aventura de abuela loca”, como ella la describe, nació con la idea de escalar el cerro Uritorco, en Córdoba. “Un día llamo a Santi y le digo ‘cambia- mos por el Aconcagua’”, cuenta sobre el plan que comenzó hace poco más de un año. Desde ese entonces, los andinistas de Villa María tienen un entrenamiento especial para poder alcanzar los 6.962 metros de altura del pico.
En el caso de Susana, la acompañó el médico deportólogo Edgard Guliano, con una dieta y chequeos médicos. También tuvo la ayuda de Mi- caela, su entrenadora personal, con la que caminaba un mínimo de 6 kilómetros con una mochila de 8 kilos, subía escaleras y se ejercitaba con pesas en un gimnasio. Por su parte, Santiago tenía una rutina de entrenamiento por su competencia en el voley, pero cuenta que se dedicó a caminar y hacer pesas en el gimnasio porque “no estaba acostumbrado”.