Perfil (Domingo)

“Oprah podría ser buena presidenta”

- SAULA BENAVENTE*

El vestido, de un violeta insistente. Mangas tres cuartos con volados. Un conglomera­do de pulseras en el que se destaca una cinta verde. Cinco anillos repartidos en las dos manos, las uñas pintadas de negro. El maquillaje evidente solo en los ojos. Y los zapatos. Los zapatos en dos tonos, en raso y tornasol violáceo, de unos diez centímetro­s de altura, por supuesto. Antes de verla llegar es imposible no fantasear con qué se aparecerá vestida. Es que Sarah Jessica Parker, más allá de todo lo otro –que es mucho–, y le guste o no, sigue impuesta como un referente indiscutib­le de la moda. Alguien de por allí le hace la pregunta que una y mil veces le han hecho, y claramente la deprime: ¿cómo se hace para caminar todo el día con tacos tan altos? No es complicado... Igual, no tiene importanci­a. Hay muchas otras cosas más relevantes que eso.

Es cierto. Sobre todo en estos tiempos en los que Hollywood ha decidido tomar las riendas, al menos bajo los reflectore­s más poderosos, de la lucha en defensa de la igualdad de los derechos de las mujeres.

—¿Cómo estás viviendo los últimos acontecimi­entos? ¿Has notado algún cambio en relación con tu entorno laboral?

—Estamos atravesand­o un momento muy muy interesant­e. En mi compañía somos todas mujeres. Hace diez años que la tengo. Durante un período hubo un joven maravillos­o trabajando con nosotras, que luego se convirtió en Shrek (se ríe). Hubo pasantes hombres, pero… lo cierto es que trabajamos mejor en este ambiente femenino que hemos formado.

Sarah no solo es la protagonis­ta de Divorce, cuya segunda temporada acaba de estrenarse por HBO, sino también una de las productora­s ejecutivas. Casi casi como que el equipo que conforma esta producción fue armado por ella. “La verdad es que HBO nos abrió las puertas para trabajar también el tema del género, creando un muy buen entorno. Y en cuestión de género tenemos un muy buen equipo, una gran variedad de personas trabajando. Hay muchas mujeres y, por supuesto, tam- bién hombres. Nosotros lo que buscamos son buenos profesiona­les. Y fijate que muchos de nuestros guiones fueron escritos por mujeres. Nos hemos planteado una meta, y es tratar de ser mentores para las nuevas generacion­es.

—¿Cómo sería eso?

—Mm... Es un desafío: llegar a las escuelas de cine a lo largo de todo el país para mostrar los tipos de trabajos que existen en una película, en un set de televisión, incluso en el teatro. Intentar cambiar el ángulo y que las mujeres sean más protagonis­tas.

—Desde hace veinte años estás protagoniz­ando series de televisión. ¿Notás diferencia­s en el tratamient­o de los temas entre lo que eran las series allá por los 90 y ahora?

—Sí, hay muchas diferencia­s. Se ha avanzado muchísimo. Los personajes protagonis­tas son distintos a los que antes había. La cultura va dictando esos cambios, que los hay en todos los ámbitos: en lo económico, en lo sociocultu­ral, en lo político. Historias de inmigra- ción, de globalizac­ión… Allí hay mujeres protagonis­tas, y por eso ha cambiado la forma en que se muestra la mujer en cine y televisión. Pero aún falta.

—¿Estos cambios se reflejan en “Divorce”?

—Sí, pero no me los preguntes ahora porque no los recuerdo… Por ejemplo, en esta temporada yo quería ver ciertas cosas con los nuevos guionistas, como el día a día de ella (Frances, su personaje). Una vez que encontrás la liberación, te das cuenta de cómo es la realidad. A mí me gustaría verla besar a alguien, ver si puede manejar ese tipo de situación, la de quitarse la ropa… ¿Por qué no poder ver que ella es capaz de besar a otras personas por diversión, por el simple hecho de hacerlo? Estar ahí expuesta en un mundo que está cambiando puede resultar aterrador.

—¿Ese podría ser el tema central, el mensaje de esta segunda temporada?

—El mensaje no lo sé… No sé si hay alguno. Mm… Cosas para aprender, quizás. Como que no podés dictar, ordenar los sueños. Frances experiment­ó un montón de cosas en la temporada 1 pero no eran la realidad sino promesas. En la temporada 2, digamos que ella hace las paces con la realidad y es ahí cuando realmente podés salir a buscar su liberación.

—En la vida real tenés un matrimonio consolidad­o desde hace muchos años (Matthew Broderick). ¿Cuál es la clave?

—Bueno… siempre decimos… “no hablemos del tema”.

—¿Así nomás?

—Digamos que sí. ¡Pero yo no soy una experta en esto! ¡Solo soy la actriz de Divorce! Es como si, al interpreta­r a una doctora, debiera saber curar enfermedad­es… No lo sé, pienso que todas somos diferentes. Basta mirar alrededor y veremos que no todos piensan de la misma forma. La belleza está en ser singular en el modo que encontra-

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La serie Sex and the City redefinió el rol de la mujer.
FEMINAS. La serie Sex and the City redefinió el rol de la mujer.
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PAREJA. Con su marido, el actor Matthew Broderick.

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