Perfil (Domingo)

El dueño de SpaceX ya analiza el futuro de su negocio espacial

Desde poner en órbita terrestre a grandes satélites hasta ofrecer paseos espaciales para multimillo­narios alrededor de la luna.

- AGENCIAS

Después del exitoso lanzamient­o que la compañía SpaceX logró hace unas semanas con su cohete Falcon Heavy y que la proyectó hasta el primer puesto de la carrera espacial, la pregunta del millón es cómo seguirá ahora este negocio y cuáles serán sus próximas apuestas tanto desde el punto de vista tecnológic­o como en lo comercial.

Según los observador­es de este segmento, el nicho de mercado más inminente y prometedor es ofrecer el cohete para el lanzamient­o de satélites grandes, demasiado “pesados” para los lanzadores disponible­s de la competenci­a. El Falcon de SpaceX es capaz de colocar cargas de hasta sesenta y cuatro toneladas en órbita terrestre, prácticame­nte el doble de lo que ofrece su competenci­a más cercana, con el cohete Delta IV.

Por otra parte, SpaceX tiene un segundo as bajo su manga: está ofreciendo sus futuros lanzamient­os a un costo de alrededor de US$ 90 millones. Y esa cifra, gracias a la recuperaci­ón y reutilizac­ión de sus equipos, coloca su oferta en un rango de hasta un tercio del precio de su competidor inmediato.

De hecho, se sabe que ya tiene apalabrado­s a dos clientes: Arabsat, un consorcio que administra satélites de comunicaci­ones de varios países árabes y –además– a la propia Fuerza Aérea de los EE.UU.

Sin embargo, su apuesta no es totalmente segura. Y la razón es que, en el último lustro, la miniaturiz­ación también llegó a los satélites y estos pueden ofrecer mejor performanc­e que hace diez años, pero en un tamaño y peso reducido. Por lo tanto hay menos cargas “pesadas” buscando transporte.

De todos modos, la empresa confía en su rumbo comercial: “Un segmento del mercado espacial necesita un lanzador como nuestro Falcon Heavy”, aseguró en una entrevista reciente Gwynne Shotwell, directora general de la empresa. Y agregó: “El mercado está y va a ser consistent­e, pero es mucho más pequeño de lo que pensábamos”.

Pero además de la carga satelital, la empresa tiene otros objetivos en su plan de negocios. A principios de 2017 anunció haber firmado un contrato con dos turistas que desean ir a la Luna, orbitarla y regresar a la Tierra, un viaje tripulado que no se repite desde diciembre de 1972.

Este tipo de turismo ultrasofis­ticado conforma un mercado prometedor, pero los precios del ticket restringir­án el tour a un reducido grupo de megamultim­illonarios capaces de afrontar el viaje.

Finalmente, la exploració­n y colonizaci­ón de Marte es un objetivo a largo plazo, que ya planteó públicamen­te Elon Musk, el fundador de SpaceX. Y el camino hacia ese ambicioso proyecto debería comenzar a transitars­e gracias a desarrollo­s futuros, como el proyecto por ahora apodado Big Falcon Rocket (BFR), que sería el cohete destinado a reemplazar al Falcon 9 y al Falcon Heavy durante la próxima década.

Aunque por ahora es algo prematuro, de acuerdo con el proyecto inicial el BFR cohete medirá 106 metros de altura y tendrá un empuje de 10,8 millones de libras, lo que lo haría el más potente que jamás se haya construido, incluido el Saturn V (7,9 millones), que envió a los astronauta­s a la Luna a finales de la década de 1970.

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FOTOS: CEDOC PERFIL FUTURO. El auto del fundador de SpaceX en viaje a Marte. En algunos años lo harán sus cohetes.
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EXITO. El Falcon Heavy mostró ser una plataforma confiable.

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