GROUCHO MARX
La política, se ha dicho, es “el arte de lo posible” o también, diría quien esto escribe, muchas veces, el sarcófago de la moral. En nombre de ella se pueden resignar o sublimar principios, valores y dignidad. Sin pretender generalizar, porque hay gente que no los ha sacrificado ni lo haría jamás, se observan en la actualidad muchos discípulos del cómico y escritor estadounidense. Es así que para la próxima entrega de los premios Groucho Marx nos encontramos con una terna de lujo: Alberto Fernández, Jorge Telerman y Aníbal Ibarra. Gente que tiene principios pero que, si no son del agrado de quien pueda favorecerlos con un puestito rentado, serían capaces de cambiarlos por otros sin el menor remordimiento. El del afrancesado ex vice de Ibarra en el Gobierno de la Ciudad, que luego terminó militando como jefe de campaña de Scioli, para negociar con Rodríguez Larreta el salto de vereda, apenas conocidos los resultados del escrutinio definitivo que sentenció la derrota del kirchnerismo