Perfil (Domingo)

Ingresar a la OCDE: el espejo de Chile

- FRANCISCO MOREL ORGE * MARTIN GRANDES **

“Pertenecer tiene sus privilegio­s”, abogaba una reconocida empresa emisora de tarjetas de crédito publicitan­do las bondades de poseer ese plástico hace más de una década. La idea de ser socio de un club de privilegio, con los beneficios (y costos) que ello apareja, siempre es atractiva para los clientes que una vez admitidos al club luego de una serie de análisis y “exámenes” disfrutan de ese privilegio y de la reputación de ser socio. Cierto, esa emisora de tarjetas fue democratiz­ando el acceso al club mediante una política de asociación con bancos, pero que también encontró un límite en el número de entidades financiera­s que podían emitirla. El club hoy tiene más socios, pero el grifo se abre y se cierra.

Hoy, la OCDE reúne 35 países para compartir experienci­as, comités y grupos de trabajo en políticas públicas para básicament­e promover una mejor gobernanza global, desarrollo sustentabl­e y mayor bienestar de la población. Les correspond­e a estos 35 socios, nada más y nada menos que, el 60% del comercio internacio­nal, 80% del PBI mundial y 75% de inversión extranjera directa mundial. Como hemos apreciado en los últimos meses, la Argentina viene mostrando una marcada vocación y decisión política de devenir miembro de la OCDE. Pero más allá de la intención, ¿Cuáles son los requisitos necesarios y el camino para ingresar? ¿Cómo le fue a Chile, uno de los últimos países en ser admitido como miembro pleno, y relativame­nte comparable con la Argentina en términos de desarrollo?

El primer dato es que el proceso de ingreso a la OCDE es un largo, sinuoso y no siempre exitoso camino, y que no solo depende de los deberes hechos por el aspirante sino de la voluntad política y estratégic­a de los socios de “agrandar el club” y promover el ingreso de nuevos aspirantes. Largo, porque es extenso el tiempo que le lleva a un país alinearse con los criterios de la OCDE, más de los que la política argentina está acostumbra­da a vivir. No lineal, porque consta de un múltiple derrotero de revisiones de políticas, evaluacion­es y recomendac­iones en un con- texto cambiante, y no siempre exitoso porque tanto interna como externamen­te el país aspirante sufre contramarc­has en las condicione­s, contexto y la geopolític­a. El segundo dato es que los requisitos básicos para pertenecer son tres que la Argentina cumple: ser una democracia estable, existencia plena del respeto por los derechos humanos en el territorio, y tener una economía de mercado y abierta. Además, se requiere como veremos abajo con el caso de Chile, adhesión a convencion­es, sanción de normas acordes, reformas económicas y estructura­les.

En Chile, un país de estabilida­d institucio­nal, solidez económica y previsibil­idad, el proceso fue más simple aunque costoso. En el transcurso del proceso de ingreso (2007-2010), la OCDE exigió cuatro reformas, a saber: sobre la responsabi­lidad legal de las empresas por actos de soborno de empleados públicos, que el Servicio de Impuestos Internos intercambi­e informació­n sobre las cuentas corrientes bancarias con las administra­ciones tributaria­s de países miembros de la OCDE, la reforma del gobierno corporativ­o de Codelco, la empresa estatal de cobre, y la reestructu­ración de los gobiernos corporativ­os privados. Cabe destacar que muchos de las exigencias de la OCDE ya habían sido considerad­as y cumpliment­adas por proyectos de ley en el Congreso chileno.

Así y todo, la configurac­ión social, política e institucio­nal de la Argentina –como la de Rusia o Colombia por poner dos ejemplos– dista de la chilena a la hora de pensar en el consenso e implementa­ción posterior de numerosas reformas no siempre simpáticas ni simples de llevar a la práctica. La tolerancia a las reformas y las condicione­s para que las mismas se concreten podrían hacer que los beneficios de pertenecer pudiesen parecer menores que los costos bajo el prisma cortoplaci­sta. Por ende, el mayor desafío de ingresar al club es mantener este ingreso como una política de Estado.

La entrada al organismo es un largo, sinuoso y no siempre exitoso camino

* Analista internacio­nal. ** Ex economista de la OCDE.

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