Navarro, ross y lighthizer, los ‘mosqueteros’ proteccionistas que asesoran a Donald trump
Los funcionarios son los ideólogos de los aranceles al acero y al aluminio. críticas a china y defensa del eslogan ‘américa primero’.
El presidente Donald Trump dispone de un tridente de halcones que diseñan sus políticas más proteccionistas. Wilbur Ross, secretario de Comercio; Robert Lighthizer, representate de Comercio de los Estados Unidos, y Peter Navarro, director del Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca, idearon esta semana el controvertido anuncio de aranceles al acero (25%) y al aluminio (10%), que despertó el temor de una g uerra comercial a escala global. Los tres funcionarios cuestionan el libre comercio y son los cerebros detrás de las medidas económicas más polémicas del jefe de Estado.
La renuncia del jefe del Consejo Económico, Gary Cohn, líder del “ala globalista” del gabinete de Trump, fue el golpe final de un trío que gana cada vez más poder dentro de la Casa Blanca. Ellos integran el sector “nacionalista” de la administración norteamericana, que transforma el eslogan “America primero” en políti- cas públicas. Los asesores de Trump sostienen que reducir el déficit comercial de Estados Unidos es una prioridad de “seguridad nacional”. Navarro es, hoy por hoy, el funcionario económico más influyente. Según la revista Vox, el economista sería uno de los candidatos a reemplazar a Cohn. Es el funcionario estadounidense más crítico de Beijing –coautor del libro Muerte por China: Confrontando al Dragón. Un llamado global a la acción, donde utiliza un lenguaje bélico para describir cómo China “conquista” mercados y “transfiere” empleos industriales a su país–.
Ross es un multimillonario empresario de 80 años, dueño de un fondo buitre–aunque él lo llame fondo de “recuperación”– que compraba empresas en quiebra, las que reestructuraba y luego vendía. The Economist lo bautizó “Mr. Protectionism” por beneficiarse de las tarifas arancelarias para revitalizar las industrias en las que invertía. Su estrategia de lobby en Washington dio sus frutos. Compró el Grupo Internacional del Acero por 80 millones de dólares y lo vendió por 4.500 millones, luego de que el ex presidente George W. Bush impusiera en 2002 aranceles del 30% a las