La Asignación Universal por Hijo representa el 0,52% del PBI
Unicef, junto a organismos como el Ministerio de Desarrollo Social presentó un informe sobre la AUH. Uno de los autores ofrece datos duros sobre resultados y temas pendientes.
Unicef, junto con la Anses, el Ministerio de Desarrollo Social y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, con apoyo de dos centros de estudios (IIEP de la Universidad de Buenos Aires y Cedlas de la Universidad de La Plata) presentó un análisis y propuestas para ampliar la protección de ingresos monetarios a través de la Asignación Universal por Hijo (AUH).
En la Argentina, a través de distintas coberturas (asignaciones familiares contributivas y no contributivas; deducción por hijo en el impuesto a las ganancias y la AUH) se brinda cobertura a 11,4 millones de los niños, niñas y adolescentes –lo que representa el 87,4%–, quedando alrededor de 1,6 millones de niños, niñas y adolescentes no cubiertos.
Nuestro foco de atención se centra sobre uno de los componentes del sistema que es la AUH, que llega a aproximadamente a 3,9 millones de niños, niñas y adolescentes con una inversión que llega al 0,52% del PIB (2017).
La AUH es una política que se ha ido mejorando en los últimos años y que permite obtener resultados concretos. Medidas como la inclusión de niños cuyo papá o mamá es monotributista (anteriormente excluidos de la norma) permitió incorporar a más de 210 mil niños y niñas al sistema de protección social.
La actualización automática de los montos de la AUH es también una buena medida para sostener los ingresos aunque los límites establecidos tienen que acompañar ese proceso de manera periódica para asegurar el poder adquisitivo. Impacto. El principal objetivo de una política de transferen- cias monetarias es sacar a los niños y niñas de la pobreza. Según las estimaciones realizadas, la AUH se encuentra bien focalizada en los estratos más vulnerables de la población y alrededor del 84% de los destinatarios pertenece a los dos quintiles de menores ingresos. Adicionalmente, hemos estimado que la AUH generó una mejora de casi un 30% en el ingreso promedio de los percentiles más bajos.
A l analizar los cambios de la AUH en la brecha de pobreza, se observa que en 2015 la AUH permitió que el 12,5% de los hogares receptores abandonara la pobreza, mientras que este número bajó a 10% en 2016. Si bien se comprueba que el impacto social es significativo la pregunta central es si esta política es determinante para eliminar la pobreza. La respuesta es que, si bien el impacto es importante, se requiere una mayor inversión para su erradicación. Específicamente, tomando el número teórico de niños elegibles para recibir la AUH se requeriría invertir 1,1% del PBI para eliminar la indigencia y 3,2% del PBI para eliminar la pobreza. Polémicas. ¿Desincentiva la AUH la participación de las familias en el mercado de trabajo? Una de las críticas comunes a los progra- mas de transferencias monetarias está centrada en un preconcepto que plantea que estos programas generan “desincentivos” al trabajo, dado que la percepción de una trasferencia
moneta- ria reduciría la necesidad de participar activamente en el mercado de trabajo. El estudio ha planteado diferentes metodologías para poder medir este fenómeno, que sin dudas resulta complejo y los resultados no han sido concluyentes. Sí podemos plantear que aun cuando existiera algún efecto los potenciales desincentivos al trabajo no estarían siendo muy significativos. ¿Qué efectos genera “condicionar” la percepción de los beneficios a que los niños y niñas asistan a la escuela y que realicen los con-