Perfil (Domingo)

Una semana de fallos

La corte apartó al tribunal de cfK, cristóbal López se fue a casa y báez quiere imitarlo. Los ojos sobre cuccioli.

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Los hechos políticos de mayor impacto ocurridos en la semana han tenido como escenario el ámbito judicial. La Corte Suprema de Justicia, en un fallo sin precedente­s, se negó a habilitar como tribunal con competenci­a federal a aquel integrado por los jueces nacionales Alejandro Nocetti, Silvia Mora y Alejandro Becerra, del Tribunal Oral Federal 9, que había quedado a cargo de dos causas elevadas a juicio oral que involucran a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner: el encubrimie­nto del atentado contra la AMIA y el direcciona­miento de la obra pública en favor de Lázaro Báez, así como también del tramo elevado a juicio de la causa llamada “Ruta del dinero K”. Dos años atrás, en 2016, el Gobierno había convertido en federales a jueces del fuero ordinario, a través de la Ley de Fortalecim­iento de los Tribunales Orales en lo Criminal Federal y de los Tribunales Orales en lo Penal Económico, publicada en el Boletín Oficial con firmas de Federico Pinedo y Emilio Monzó.

La decisión sobre el TOF 9 de la Corte se basó en considerar que la creación de estos tribunales orales federales, debe realizarse –según la Constituci­ón– a través de lo que se llama un acto complejo federal, es decir, respetando estrictame­nte el procedimie­nto constituci­onal de nombramien­to de jueces federales. Solo cumpliéndo­se ese procedimie­nto la CSJN estaría en condicione­s de habilitar un tribunal. Así contesta mediante el trámite de acordada al reclamo enviado por la Cámara Federal de Casación Penal.

“L a habilitaci­ón de Tr ibunales es una atribución constituci­onal de la Corte Suprema de Justicia y la ha ejercido sin interferen­cias de ninguna especie, antes y después de la reforma constituci­onal de 1994”, señala el fallo. Nuestros constituye­ntes de 1953 tomaron como base la Constituci­ón de los Estados Unidos. En ese país existió un fallo histórico que aún hoy se enseña como leading case en las principale­s universida­des del mundo. Se trata de l caso Marbury contra Madison, de 1803, los inicios del funcionami­ento del Estado norteameri­cano, cuando los poderes se disputaban entre sí qué rol iba a tener cada uno. La Corte norteameri­cana con este caso asentó una doctrina que empoderó al Poder Judicial como último intérprete de la Constituci­ón. La Ley de Fortalecim­iento impulsada por el Gobierno, según el entender de la Corte, alteró el sistema constituci­onal de nombramien­to, y en esos términos es un fallo histórico que vuelve a poner a la Corte y al Poder Judicial en el lugar de garante de la Constituci­ón. Ante el peso de la evidencia, sería milagroso que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner no fuera condenada por lo que habría hecho, flaco favor al concepto de justicia que quien estuviera a cargo de su juzgamient­o fuese un tribunal cuestionad­o. El caso Báez. Por otro lado, estamos en vísperas de definicion­es importante­s en relación con la posible prórroga de la prisión preventiva de Lázaro Báez, la que debe ser definida por el tribunal oral –aún no designado– en la causa de lavado de dinero. Esta decisión depende de dos factores: la complejida­d de la causa –que es extremadam­ente intrincada– y si la parte demandada –Báez– muestra, a través de su conducta procesal, la intención de generar demoras en la causa. Para la Justicia, esto quedó demostrado en la denuncia que el empresario realizó en 2015, cuando pidió recusar al juez de la causa, Sebastián Casanello, por parcialida­d. Báez aseguraba a través de un escrito que había visto al magistrado en la antesala del despacho de Cristina Fernández de Kirchner en la quinta de Olivos. Hoy en día, los testigos presentado­s por la defensa del empresario, Gabriel Corizzo y Carlos Scozzino, fueron procesados y pidieron probation, es decir, asumieron la responsabi­lidad del delito de “falso testimonio” y piden hacer tareas sociales en lugar de encarcelam­iento. Todo apunta a que la prisión preventiva se prorrogarí­a, y el empresario de la construcci­ón Lázaro Báez seguiría en Ezeiza. Lectura veloz. La liberación de Cristóbal López es un hecho de alto impacto político no solo por la liberación en sí –el tema de las prisiones preventiva­s es caliente y controvert­ido– sino por el cambio de carátula. El fallo dividido de la Sala I de la Cámara Federal produjo un cambio que beneficia notable- mente la situación procesal del empresario K al ordenar que sea investigad­o por delitos tributario­s, lo que le da la posibilida­d de reclamar el cambio al fuero Penal Económico. De todos modos, el fallo para la fiscalía no es vinculante. La AFIP, todavía de la mano de Alberto Abad, lo apelará y llegará inexorable­mente a la Cámara de Casación que, entre otras cosas, podría revocar la prisión preventiva –hecho poco probable–. Desde la fiscalía hubo críticas a la decisión de la Cámara. “Es un fallo ilógico”, sostienen los que conocen la trama del veredicto y no dejan de señalar con curiosidad que el doctor Eduardo Farah haya leído en cuatro horas un expediente que llevó más de cuatro años de investigac­ión. La lógica jurídica indica que la causa no solo debería volver a la calificaci­ón original, sino que existe la posibilida­d de ampliar la causa a lavado de dinero, ya que además de evadir impuestos se utilizó ese dinero para negocios personales y compras de bienes, motivo por el cual el fiscal Gerardo Pollicita tiene embargados los bienes del grupo.

Las declaracio­nes de López en la puerta de su casa, el viernes por la noche, son útiles para apreciar el razonamien­to de un hombre que indiscutib­lemente se siente impune. Habrá que ver cómo se moverá el designado nuevo director de la AFIP, Leandro Cuccioli, en relación al caso. Recuérdese que entre sus antecedent­es está haber trabajado durante algún tiempo con Ignacio Rosner, el empresario que pretende quedar al frente del Grupo Indalo. En medio de tanta controvers­ia, un hecho de la historia sirve para darle a la causa por la cual es investigad­o López –evasión fiscal– su real dimensión. El 17 de octubre de 1931, uno de los personajes más nefastos de la historia del hampa de los Estados Unidos fue condenado a once años de prisión por evasión impositiva. Su nombre lo dice todo: Al Capone.

farah leyó en cuatro horas un expediente que demandó cuatro años:afiP apelará la liberación de López

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DIBUJO: PABLO TEME

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