Perfil (Domingo)

Trolls, bots, la cloaca de Twitter

- LUCAS MALASPINA Y DIEGO CANO*

Esta semana Amnistía Argentina publicó un duro informe sobre las agresiones que sufren los periodista­s, la mayoría de ellos etiquetado­s como “Corea del Centro” y activistas de DD.HH. en Twitter. Más allá de la importanci­a de la denuncia y lo significat­ivo de que una institució­n de este peso se posicione para exigir la limitación de estas prácticas, el informe señala que ciertas cuentas “identifica­das con el gobierno nacional” tienen una suerte de división de tareas de “habilitado­res” y “replicador­es” para perpetrar las agresiones virtuales.

Amnistía renueva la sospecha de que existen equipos de trolls (conjuntos de cuentas enfocadas sistemátic­amente en acosar y antagoniza­r de manera provocador­a y despectiva) financiado­s por diversas fuerzas políticas. Esto es algo vox pópuli, aunque de ninguna manera verificado todavía. En el pasado, hasta Felipe Solá acusó a Marcos Peña de manejar un “call center” para atacar opositores. Sin embargo, el informe de Amnistía aclara que “la organizaci­ón celular y no vertical es al mismo tiempo una caracterís­tica que impide adjudicar a una única organizaci­ón o a un único ‘call center’ la acción de estas cibertropa­s”.

El Gobierno hasta ahora ha evitado responsabi­lidad al respecto. En este caso, el informe fue cuestionad­o desde sectores oficialist­as porque finalmente que una cuenta era un troll pago no se pudo confirmar en ningún caso dado que no es un agente automatiza­do. Pero eso no es todo: según un informe de Pablo M. Fernández para Chequeado, cuando el presidente Macri presentó su nueva plataforma de gobierno (el 30 de octubre de 2017) más de 15 mil cuentas participar­on de la conversaci­ón en Twitter con más de 90 mil mensajes y 10 mil retuits. Según Chequeado, además de trolls oficialist­as, hay bots oficialist­as: alguien que programa cuentas para generar contenido de manera automatiza­da (por ejemplo, retuitear).

Qué Twitter se viene convirtien­do en una cloaca para el público argentino no sería novedad. Un informe del Oxford Internet Institute de 2017 ya había señalado la existencia de “cibertropa­s” contratada­s por gobiernos y allí se mencionaba a la Argentina y al PRO. El informe no discrimina­ba por tendencias ideológica­s: y se consignaba que este accionar en nuestro país se había registrado ya desde 2012, cuando el gobierno kirchneris­ta las habría utilizado contra Periodismo Para Todos.

Lo esencial no es la existencia de una comunidad de cuentas que agreda en Twitter, esta red social ya tiene esa marca de origen en su lógica, sino que lo llamativo es que el Gobierno se niega a reconocer que Fernando Iglesias aparece repetidame­nte como uno de los principale­s agentes instigador­es, violentand­o el debate público.

En un reciente informe de elaboració­n propia, centrado sobre el tópico “Corea del Centro”, el análisis de la conversaci­ón nos llevó en la misma dirección que el informe de Amnistía. Una trama de usuarios se repiten en ambos análisis, así como el rol de “habilitado­r” de sus ataques se lleva desde cuentas oficiales como las del mencionado Iglesias y también el periodista Eduardo Feinmann. Básicament­e: @ alfredodar­rigo o @Winston_Dunhill toman los ejes de su discurso de esas cuentas oficiales, impulsan sus contenidos y las mencionan, ayudando a hacerlas más relevantes (“replicador­as”).

Por ejemplo, la instalació­n del tópico “Corea del Centro” en Twitter fue utilizada para atacar a los periodista­s por sus maneras de enfocar la reforma previsiona­l. Esta es la conclusión del accionar del período previo: la creación de una etiqueta que funciona como señal de “luz verde” para un accionar de hostigamie­nto o “trolling”. Lamentable­mente, más ataques, más polarizaci­ón y pocos límites al hostigamie­nto a periodista­s en las redes sociales. *Socios en RTP Advisory Services, consultora de escucha activa y monitoreo de redes sociales.

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