Una ‘papa caliente’para la corte Suprema
En el pase de facturas entre la Corte y el Gobierno sobre la filtración de escuchas, quedó invisibilizada la oficina que realiza materialmente las pinchaduras. Se trata de la ex OJOTA). Hasta 2014 manejada por la ex SIDE, en el tramo final del kirchnerismo pasó a la órbita de la Procuración. Hasta que, en el arranque de su gestión, Mauricio Macri se cedió por decreto a la Corte Suprema. Su director operativo es Juan Tomás Rodríguez Ponte. Hijo de un intendente de Cambiemos, Rodríguez Ponte fue durante años secretario del juzgado de Ariel Lijo, suerte de primus inter pares en Comodoro Py. También la conducen los jueces Martín Irurzun y Javier Leal de Ibarra. Su base central está en avenida de los Incas 3834, pero cuenta con sedes en Azul, Bahía Blanca, Tandil, Comodoro Rivadavia, Mar del Plata, Mendoza, Córdoba, Posadas y Ushuahia, entre otras ciudades. La única autorizada para hacer las pinchaduras es la sede de Los Incas, pero los jefes de dirección planean habilitar a las otras oficinas. Ahí trabajan 250 personas, en su mayoría llegados desde el Poder Judicial, por contactos o referencias. En julio de 2016, tras un convenio con la AFI, unos 100 espías empezaron a trabajar en la ex DICOM. Pero, según afirman desde la oficina, la gran mayoría de los agentes ya fue reemplazada. Dentro de la Corte, existe una interna respecto al futuro de la ex OJOTA: mientras el supremo Horacio Rosatti quiere desprenderse de esa papa caliente, Ricardo Lorenzetti se resiste a cederla.