New York Magazine
La corrupción rampante y los groseros conflictos de interés son la verdadera carga que la administración Trump está dejando al país, algo mucho más grave que el Rusiagate. Su declarada ambición no fue puesta al servicio del país, sino que sigue trabajando para llenarle los bolsillos. El “pantano” de Washington no se secó: se monetizó.
Corrupción, no Rusiagate