El padre de la novia
Los numerosos artículos y tapas de revistas y la enorme cantidad de horas que la televisión dedicó a comentar una reciente boda es algo asombroso teniendo en cuenta que la mayoría de los asistentes eran personas sencillas y la única estrella internacional que fue invitada (el padre de la novia) no concurrió a la ceremonia. Es interesante comparar lo que representa una boda en la actualidad con lo que significaba en 1951, cuando se estrenó la película de Vincente Minnelli El padre de la novia, basada en un best-seller de Edward Streeter. La película comienza cuando el protagonista, el abogado que encarna Spencer Tracy, relata con nostalgia y humor cómo fueron los preparativos para la boda de su hija (Elizabeth Taylor) cuando a los 20 años ella acepta la propuesta de casamiento de su novio y para él implica el impacto emocional de enfrentar la idea de que ella ya no es una niña y los desafíos y gastos que implican una ceremonia y una recepción, en una época en que no había wedding-planners. Solamente el detalle de una vestimenta especial alteran al padre a tal punto que le ocasionan pesadillas en las que se ve entrando a la iglesia sin pantalones. La lista de invitados que va aumentando desde 150 a 250 va engrosando las facturas del catering, que se habían calculado en 3 dólares por persona. No faltan las preliminares discusiones entre la pareja cuando el novio le sugiere a la novia pasar la luna de miel pescando salmones en Nueva Escocia, y que hacen peligrar la concreción del matrimonio. Durante una cena en que el novio y sus padres reciben en su casa a la familia de la novia para conocerse, hay momentos de tensión e incomodidad, sobre todo cuando el futuro suegro bebe demasiado y se queda dormido en un sillón. Los preparativos igualmente continúan con la elección de la ropa adecuada, los ensayos para la entrada a la iglesia y la llegada de los regalos, algunos valiosos y otros de mal gusto, como una Venus de Milo con un reloj en el vientre. Finalmente, el éxito de la fiesta borra todos los inconvenientes que produjo su preparación y todos quedan satisfechos.
La película tuvo una enorme repercusión de taquilla, acaso porque entonces el público compartía los valores de la unión familiar que allí se resaltaban y porque organizar una boda era algo que afectaba (y afecta aún hoy) a todos los padres. Spencer Tracy fue nominado al Oscar por su actuación y Elizabeth Taylor tuvo un premio aún mayor: seis semanas antes de que se estrenara la película, celebró su primer matrimonio con Nick Hilton, un joven guapo y millonario, heredero de una cadena de hoteles.