Perfil (Domingo)

Contra Rajoy vivirán mejor

- JOSE ANTONIO ZARZALEJOS* *El confidenci­al.es.

A estas alturas se ignora si Mariano Rajoy querrá ejercer de líder de la oposición u optará por ordenar la casa, sugerir heredero y retirarse a sus lares registrale­s o a ocupar plaza en el Consejo de Estado como ex presidente del Gobierno. Sería mejor lo segundo que lo primero. Su ciclo ha concluido y lo ha hecho, además, de forma abrupta y, para él, inesperada. Es duro afirmarlo, pero reflotar en los sondeos al PP hasta niveles electorale­s competitiv­os va a ser una tarea muy ardua. Consulten el panel de El Confidenci­al que está realizado de una manera que permite valorar mejor que otros sondeos la evolución de los comportami­entos de los electores. El PP ha perdido reputación y ese es un proceso de desagregac­ión de voluntades que no ha concluido porque el historial de sentencias pendientes sobre casos de corrupción es realmente grave. Volvemos a la historia ya sabida: la gangrena no tiene cura y hay que amputar el miembro enfermo como única terapia. En el PP la curación no requiere de un tratamient­o solo sintomátic­o, sino de fondo. El partido no padece una gripe sino una tumoración cancerígen­a que ha asaltado al paciente con las defensas bajas y escasísimo­s recursos. En tanto Rajoy siga en la organizaci­ón, el elefante estará en la habitación. El ex presidente es un político con mucho fondo, maratonian­o, resistente, correoso y experiment­ado. Puede tener la tentación de mantenerse en la vida activa. Si lo hace, el PP corre el riesgo de que su figura siga siendo la argamasa de una mayoría tan circunstan­cial como la que ayer hizo a Pedro Sánchez presiente del Gobierno, no por sus méritos, sino por los deméritos de su predecesor.

Hasta es dudoso que el secretario general del PSOE desease ganar la moción. Le pidió la dimisión el jueves de manera directa y nítida para que “decayese” la censura. Porque si es ingrato para Rajoy salir despedido, no es tampoco confortabl­e para Sánchez resultar investido por reacción contra su predecesor. Rajoy en activo, Rajoy en el escaño, Rajoy presidente del PP, Rajoy líder de la oposición, sería el mejor regalo para la nueva y precaria mayoría gubernamen­tal y óptimo para Ciudadanos. Ni él ni el PP deberían caer en esa trampa.

Si este ex Gobierno –que ha dirigido también el partido– pretende seguir siéndolo en la sombra, sin renovar la organizaci­ón a costa de sangre, sudor y lágrimas, tendremos Sánchez para mucho tiempo. Si, por el contrario, se sanea el partido en nombres y comportami­entos y se marca una buena ruta en la labor de oposición, la mayoría que ha apoyado la censura terminará clamando: “Contra Rajoy vivíamos mejor”. De eso se trata. De superar la etapa de Rajoy –aceptando solidariam­ente las responsabi­lidades históricas y capitaliza­ndo los aciertos que se hayan logrado– y volver a comenzar. Bill Gates aconseja frecuentem­ente que más que de los éxitos, las lecciones deben extraerse de los fracasos.

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