Se intensifican los escraches
Roturas de parabrisas y lunetas, pedradas y ácido en los capots forman parte de la andanada de agresiones que sufren a diario los conductores de Uber por parte de los taxistas porteños. El conflicto afecta tanto a los conductores que trabajan con la aplicación y a los miles de usua- rios que prefieren los ser vicios de la aplicación por sobre otras apps y taxis. “Nos están cazando como animales”, es la frase más repetida entre los socios conductores de la app ante la ola de violencia. La mecánica empleada por los ta xistas consiste en pedir viajes a la aplica- ción y una vez reconocida la unidad encerrarla y hasta hacer detener al conductor. A principios del mes pasado, un hombre de 79 años fue brutalmente agredido por taxistas que lo confundieron con un chofer de U ber, mientras llevaba a sus nietas camino a la escuela.