Perfil (Domingo)

10

-

Propios y ajenos. El mausoleo abre sus puertas tres horas al día, suficiente­s para que circulen por aquí miles de personas. Hay extranjero­s, pero sobre todo, chinos. En el acceso principal, cuatro guardias vociferan que no se puede ingresar con bolsos ni cámaras de fotos ni nada que no quepa en los bolsillos. Los controles públicos en Tiananmén son estrictos aunque desiguales: rara vez un policía cachea a un occidental. A los chinos provincian­os, en cambio, les hacen sentir el rigor.

En la fila para entrar, que en promedio dura cerca de una hora, el sol de junio ya parte al medio. Beijing es una megaciudad en pleno desierto. La piel se seca y el pelo quema. Cada chino tiene su paraguas o sombrero. Con eso sí que los guardias no tienen problemas: los accesorios para hacer sombra son casi una extensión de las personas.

Luego de los controles policiales, los visitantes se detienen a comprar flores ju hua en dos puestitos que hay a los pies de la gran escalinata. Son unas flores blancas y espigadas que los chinos usan para honrar a sus muertos, y que se venden a tres yuanes la unidad. Los vendedores reparten ramos a mansalva y se enojan con los occidental­es curiosos: “No photo, no photo”.

A decir verdad, acá casi todos miran un poco torcido a los extranjero­s. Por lo menos diez chinos se negaron amable o toscamente a responder preguntas Segundos es el tiempo promedio que se puede contemplar el cadáver. sobre por qué vinieron a ver a Mao, qué significa él para ellos, por qué le traen flores. “No te aflijas, es parte de la idiosincra­sia china”, alienta Patricio, el traductor. “Acá la gente desconfía de los desconocid­os. No nos gusta hablar con cualquiera, y menos si es para dar opiniones políticas”.

Una vez arriba, en la explanada que conduce al primer hall del mausoleo, la gente guarda silencio absoluto. Para los que no saben leer chino, no queda claro si algún cartel exige callarse la boca o si entre los peregrinos rige algún tipo de código implícito de veneración a Mao, pero lo cierto es que no se escucha ni un chistido.

Una estatua inmensa del líder, tan gris como el propio mausoleo, recibe a los visitantes en esa primera sala interior. Niños y ancianos se prosternan como

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina