Perfil (Domingo)

Con pocos rivales

- SILVIA RENEE ARIAS

Trimalción Autor: Francis Scott Fitzgerald Género: novela

Otras obras del autor: A este lado del Paraíso; El gran Gatsby; Suave es la noche; Hermosos y malditos; El crack-up; El último magnate Editorial: Tusquets, $ 289 Traducción: Juan Forn Sabemos de Francis Scott Fitzgerald que estudió en Princeton, se alistó en el Ejército durante la Primera Guerra Mundial, a los 24 años publicó su primera novela y se casó con Zelda Sayre, y murió a los 44. Pero poco se sabía, al parecer hasta hace unos años, de Jay Gatsby, uno de los mayores mitos del siglo XX, creado por su potente voz literaria. ¿Asesino, espía, rico de la noche a la mañana? Y todo eso en los años locos de la década del 20, durante los cuales organiza fastuosas fiestas en su mansión de Long Island para tratar de recuperar el amor de la bella Daisy Buchanan. Una historia de amantes adúlteros presentada por el joven Nick Carraway.

En el prólogo a Trimalción, Juan Forn indica que en el año 2000, en la edición de las obras completas de Fitzgerald, se publicó esta versión tal como era antes de que Maxwell Perkins lo convirties­e en El gran Gatsby. Un editor necesario, puesto que el mismo Fitzgerald decía que alguien tenía que pensar por él. Cabe la asociación con Gordon Lish, que metió mano en los textos de Raymond Carver al punto de desfigurar­los, debido, se supone, a la indolencia provocada en Carver por su dependenci­a al alcohol. Así, uno se interna en

Trimalción a la espera de saber más (como si fuera necesario) del misterioso Jay. Pero poco se agrega a lo ya escrito en El gran Gatsby. Todo lo que se constata es la alteración de algunos pasajes, que en esta versión ganan en efecto, sin dudas, pero que, en definitiva, más allá de algunos pasajes atribuidos al narrador, como el éxtasis que le causa aquella canción que sonó la primera noche, nada agregan o quitan a la vida del personaje y a una escritura llena de significad­os. Porque ¿importa realmente si viene de los arrabales de Galena, Illinois, o de algún lugar semejante? Y el editor ha quitado comentario­s intrascend­entes. Si, como dijo Harold Bloom, El gran

Gatsby “tiene pocos rivales como la gran novela americana del siglo XX y, al volver a leerla, mi inicial y primera reacción es de renovado placer”, es en el deleite por este clásico donde reside el mérito de esta versión inicial, impecablem­ente traducida, también, por Juan Forn.

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