En la rosada tratan de mostrar, una vez más, que lo peor ya pasó
Si bien suenan un poco contradictorias, el Gobierno se agarra de dos premisas para explicar el acuerdo con el FMI: que se trata de una excelente noticia, y que a su vez no quedaba otra alternativa. Un préstamo positivo y fatal. Sin entrar en detalles, Mauricio Macri lo definió como un “punto de partida importantísimo” para la Argentina. Así, el macrismo vuelve a apelar a la teoría del relanzamiento de la gestión y de que lo peor (una vez más) ya quedó atrás.
Para darle credibilidad al déjà vu, los voceros del oficialismo enumeran otras consecuencias supuestamente positivas del arreglo con el Fondo por 50 mil millones de dólares. Afirman que funcionará como un reaseguro para alcanzar las metas macroeconómicas de los próximos 36 meses, y que potenciará la integración global de la Argentina. La tantas veces citada vuelta del país al mundo.
Sobre el ajuste forzado, que pondrá en jaque el ensayo de gradualismo previo, los fun- cionarios prefieren no pronunciarse demasiado. Apuntan a que el blindaje del Fondo le dé más consistencia al modelo cambiemista y, con un 2018 casi perdido, permita mostrar algunas mejoras antes de agosto de 2019. Y sobre todo de motivos para renovar la esperanza respecto de Cambiemos.
El oficialismo apuesta a que, en adelante, Macri quede definitivamente despegado de la última tanda de malas noticias, de explicaciones incómodas y a la defensiva. El efecto sedante del Mundial, sumado al colchón verde ofrecido por Christine Lagarde, podrían poner en pausa esa racha negativa. O al menos eso esperan en la Rosada.
Pero lo cierto es que el Gobierno tuvo que archivar los planes que tenía hasta hace un par de meses, cuando daba por descontada la reelección presidencial en 2019. La única duda por entonces era si Cambiemos lo lograba de forma directa o en ballottage. Así, Macri se disponía a viajar a Rusia para ver en vivo los dos primeros partidos de la Selección, más la final en Moscú. Con perfil más bajo, una parte de su gabinete tenía las mismas intenciones.
Casi de un golpe, el fútbol quedó vedado para Macri y sus funcionarios. Para el postMundial, el equipo de comunicación también imaginaba otro escenario.
El jueves pasado Marcos Peña se reunió con los tres gobernadores radicales: Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Gustavo Valdés. Fue un intento, más protocolar que real, de reactivar la alicaída apertura política del PRO hacia la UCR.
Sin perspectivas de modificar la hoja de ruta oficial, Macri acelera el rumbo preestablecido. Un asesor presidencial asegura: “Tenemos financiación. No se nos complica el 2019”.
apuestan a que macri quede despegado de explicaciones incómodas