Perfil (Domingo)

El Mundial, la cancha y la vida

- SERGIO SINAY*

Esa suerte de club de amigos de Lionel Messi, con su gerente general Javier Mascherano, que se presenta en competicio­nes y amistosos internacio­nales con el nombre de Selección argentina, debutará el próximo sábado 16 ante Islandia en el Mundial de Fútbol Rusia 2018. Un torneo que tiene que ver cada vez menos con la esencia de este deporte insuperabl­e y apasionant­e y cada vez más con suculentos y a menudo ambiguos negocios (y negociados) económicos y políticos. Es muy posible, aunque la lógica suele ausentarse de las canchas, que Argentina le gane a Islandia. Y que, al cabo de los partidos con Nigeria y Croacia, pase a la siguiente fase. Lo necesitan tanto el club de amigos, como la FIFA, la televisión y la organizaci­ón rusa. Como cada cuatro años, se puede agregar que también es una necesidad del gobierno de tur- no. Aunque al final del día no sirva para disimular nada.

Como el Mundial suele ser una excusa educativa y laboral (para justificar clases “alegóricas” en un caso u horarios reducidos en el otro), bien podría aprovechar­se para aprender de los rivales algunas cuestiones extrafutbo­lísticas. Islandia, por ejemplo, tiene 330 mil habitantes, uno de los climas más inhóspitos del planeta, un territorio plagado de volcanes, hielo y otras dificultad­es. Aún así tiene un auto y medio por habitante, economía sana, y sus fuentes de energía son, en un 80%, renovables y propias. La mayoría de sus escuelas, colegios secundario­s y universida­des son, además de eficientes, públicos. El mínimo de días de clases en el año es de 170. Y el solo hecho de terminar el colegio secundario concede el Pocos habitantes y, una sociedad organizada, también para jugar. derecho de acceder a la Universida­d sin restriccio­nes, según el Acta de Educación de 1996. Desde ese mismo año son legales las parejas del mismo sexo y desde 1975 lo es el aborto. “No lo consideram­os como un asesinato”, dice la doctora Helga Sol Olafsdotti­r, del Hospital Universita­rio Nacional.

El técnico de su Selección (Heimir Hallgrimss­on, odontólogo en actividad) cuenta que lo primero que los chicos de su país aprenden cuando juegan al fútbol es que no se destacarán por la técnica, pero sí que será importante el esfuerzo y, sobre todo, el permanecer y luchar juntos. El defensor Ari Skúlason, que juega en Bélgica, agrega un testimonio en esa dirección: “Los islandeses estamos acostumbra­dos a luchar, sin eso no hubiéramos salido nunca de esta isla. Simplement­e no nos rendimos”. El presidente de la Federación de fútbol islandesa dice que en el juego se re- fleja la identidad nacional. Enumera tres factores: sentido de pertenenci­a, saberse parte de una sociedad pequeña en la que hay que luchar para permanecer juntos en circunstan­cias difíciles, y trabajar en la cancha de la misma manera en que lo hacemos en la sociedad”. Esfuerzo colectivo, tenacidad, propósito.

Islandia tiene 330 mil hinchas. No porque el país entero sea presa del fanatismo futbolero, sino porque, más allá de lo mucho o poco que entiendan de fútbol, ven en el equipo un retrato de la sociedad y de su modo de vivir. ¿Qué vemos los argentinos en el club de amigos? ¿Hay una visión colectiva que se refleja en ese conglomera­do de tipos nacidos en una tierra sin volcanes, con todos los climas y paisajes, rica en recursos naturales, que terminan jugando lejos del país y, sobre todo, ajenos a cualquier contacto que no sea utilitario con los

En Islandia, la mayoría de las escuelas, colegios secundario­s y universida­des son, además de eficientes, públicos.

hinchas que esperan algo de ellos? ¿Reflejan algo de lo colectivo sus arrebatos de soberbia, sus enojos infantiles con quienes los contradice­n y critican, sus obsesiones paranoicas que los hacen ver enemigos en cada silueta, su incapacida­d de conjuntars­e como equipo, sus continuos papelones extrafutbo­lísticos, como el de Maradona en 1994 o el partido suspendido con Israel por jugadores que deciden más que los dirigentes? Se podrá decir que esto es fútbol y que todas estas cuestiones no vienen al caso. Y también esa disociació­n, una forma de negación, expresará algo de nosotros. Más allá de que en la cancha Argentina le gane a Islandia. Y siga perdiendo en tantos otros terrenos donde se vive como se juega.

Se podrá decir que esto es fútbol y que todas estas cuestiones no vienen al caso. Y que esta disociació­n también dirá algo de nosotros.

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FOTOS: AP ARGENTINA. La Selección es muchas veces el equipo de Messi y sus amigos.
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ISLANDIA.

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