BIEN COMUN
Cuando se asume como funcionario público o
representante del poder delegado del pueblo, las acciones deberían estar centradas en la búsqueda del bien común, el desarrollo socioeconómico-culturaleducativo inclusivo e integrador y en una cultura de la Patria como concepto totalizador. Debe ser una máxima guiarse por la ética, por hacer el bien, por no generar más iniquidad, pobreza y angustia social. Cuando se es gobierno, se debe gobernar para todos, con sabiduría y responsabilidad; la construcción de la democracia se basa en el pluralismo de ideas, pensamientos y respeto al disenso. Definitivamente, debemos accionar para lograr un humanismo basado en el bien común, la unión de los argentinos, en desarrollar toda nuestra potencialidad y el interés general de nuestra Patria. El progresismo socioeconómico y educativo debe alcanzar a toda la sociedad como conjunto y dejar de lado odios, rencores y medidas que, con una significativa insensatez e insensibilidad social, se alejan de la razón, de la justicia, de la verdad, de la dignidad humana, sin poder satisfacer tanto el bien común como aquellas necesidades básicas de los más desprotegidos y no generar mayor angustia, desesperanza, pobreza e indigencia. El Estado debe asegurar, mediante un eficiente uso de los recursos e inversiones, maximizar la inclusión para el desarrollo educativo-socioeconómico, sin profundizar el injusto gradiente social sino mitigarlo. Sembremos clubes de barrio y escuelas públicas, y abramos sus puertas de lunes a lunes. Educación, educación, más educación pública, gratuita y laica. Es una inversión, no un gasto. Damián Pablo Ballester dpballester@hotmail.com