Francisco.
Convocó a líderes de iglesias de la región para una oración conjunta por una zona del mundo “donde están las raíces de nuestras almas”.
El Papa, con ortodoxos y luteranos, denunció persecución a cristianos en Medio Oriente.
El papa Francisco expresó ayer su temor a que se “extinga” la presencia de cristianos en Medio Oriente, “desfigurando el mismo rostro de la región”, antes de participar en el sur italiano de un oración con casi todos los patriarcas de las iglesias presentes en esa parte del mundo.
“Sobre esta espléndida región se ha ido concentrando, especialmente en los últimos años, una densa nube de tinieblas: guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abandono, y todo esto en medio del silencio de tantos y la complicidad de muchos. Medio Oriente se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra”, dijo Francisco en Bari, en el sudeste de Italia. Extinción. Para el Papa, “existe el riesgo de que se extinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas en la fe, desfigurando el mismo rostro de la región, porque un Oriente Medio sin cristianos no sería Medio Oriente”, arguyó.
“La indiferencia mata, y nosotros queremos ser una voz que combate el homicidio de la indiferencia”, sostuvo antes de la oración ecuménica.
“Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien solo puede tragarse las lágrimas, porque Medio Oriente hoy llora, sufre y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas”, dijo el Papa.
“Les decimos: ‘Estamos cerca de ustedes’”, agregó Francisco, hablando a una región que es “encrucijada de civilizaciones y cuna de las grandes religiones monoteístas”.
El Pontífice destacó la importancia de una región que “hemos de custodiar con todas nuestras fuerzas, porque en Medio Oriente están las raíces de nuestras almas”, recalcó.
L íder de 1.30 0 m i l lones de católicos en el mundo, el Papa logró convocar en Bari a casi todos los jefes de las diferentes confesiones cris- tianas en Oriente Medio. Por la paz. Desde la ciudad que custodia las reliquias de San Nicolás y es considerada la ventana a Oriente, el Papa y otros diez líderes católicos, ortodoxos y luteranos oraron según su propio rito por la paz en esa región.
Asistieron, entre otros, el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I; el papa copto de Egipto, Teodoro II; el patriarca vicario de Constantinopla, Nektarios; el patriarca ortodoxo de Jerusalén, el canciller del patriarcado ortodoxo de Moscú, el arzobispo Hilarión, en representación de Kiril I y el Metropolitano Basilio de Constantia y Ammochostos.
El Papa recibió a sus invitados en la basílica de San Nicolás, que también es venerado por los ortodoxos, donde hablaron a puerta cerrada y lanzaron al cielo un simbólico grupo de palomas.