Formar a los que forman, el rol de las carreras docentes
La importancia de la capacitación para los que imparten conocimientos dentro del aula. Nuevas herramientas pedagógicas, en base a la creatividad y la planificación. La relación con los alumnos.
Muchas voces se alzan para criticar a la docencia actual en general, y a su capacitación en particular. Y muchas otras, con su silencio y foco exclusivo en la cuestión salarial, soslayan que un docente que no se actualiza en sus conocimientos y prácticas, cada año estará limitado instrumental y emocionalmente para cumplir su función de guía y de detector de capacidades de las personas a su cargo.
El ejercicio de la profesión puede provocar desgaste, tedio, obstaculizar el conectarse con los alumnos. Hasta puede perder de vista su misión de pedagogo y no apoyar la construcción del aprendizaje por parte del propio alumno. Todo esto atenta con características imprescindibles en el proceso de enseñanza aprendizaje: generar creatividad y estimular la autoconfianza en el alumno, pero también preservar la salud del maestro. ¿Será la capacitación el único antídoto para no caer en esta situación desde un lugar de cuidado para su salud?
Es pertinente interpelarse qué significa ser docente en la actualidad. ¿Pasa por una motivación vocacional?, ¿es una salida laboral?, ¿es parte constructora de la sociedad?, ¿es una figura acomodaticia coyuntural de necesidades ex- trapedagógicas? Seguramente cada uno compartirá alguno de estos conceptos, o ninguno. Pero lo que sí es real, es que estas definiciones aunque incompletas, no son falaces.
Deberes y oblicaciones.
Siempre se ha hablado de cómo debería ser la educación en un país ya que, desde esa visión de hombre a formar, se pueden establecer valores, objetivos, visiones para un perfil del educador. Todas son aceptables, aún las posturas aparentemente más extremas desde lo filosófico, pero parece que asiduamente solo quedan en el campo de lo dialéctico, lo utópico, atravesado por factores no pedagógicos, cómo son aquellos referidos a lo económico, lo financiero, lo estructural, lo ideológico. Este meca n ismo pa ra li za cualquier intento de autocrítica reflexiva y desarrollo de didácticas más eficientes. Y en el medio quedan los niños, los adolescentes, los jóvenes, los adultos que quieren aprender, esperando generación tras generación, que todos tengamos en claro y actuemos en consecuencia de para qué se necesita capacitación y actualización de saberes y prácticas. No es que la capacitación