Decíamos ayer
(R. Roa, Clarín 5-7-18). Nada nuevo: en 2010, durante el kirchnerismo, viajaron al Mundial de Sudáfrica decenas de “barras bravas”, muchos con antecedentes policiales e interdicción de salir del país. Algunos fueron expulsados por las autoridades sudafricanas. Hasta viajó una “barra” oficial, disfrazada de ONG…
Así somos, al menos la mayoría, y así estamos, con el dólar rondando los 30 pesos; la inflación y la pobreza el 30%; la deuda aumentando exponencialmente y la política económica otra vez fijada por el FMI, después de que la del populismo dejase al país en igual o peor situación, según se mire.
La otra Argentina, la que hace cien años dio al mundo el ejem- En esta página se hacen afirmaciones acerca de un entramado muchas veces delincuencial, incluso mafioso, alrededor del fútbol, pero sin mayores precisiones. Limitaciones de espacio obligan, pero en otras ocasiones se han hecho, junto a parecidas reflexiones y advertencias.
En “Boicotear el fútbol” (PERFIL, 16-2-13), abundan las fuentes. Por ejemplo: “Quien quiera enterarse de la extensión, gravedad e impunidad de que gozan las ‘barras’ merced a sus negocios con dirigentes de clubes, narcotraficantes, intermediarios y la policía, no tiene más que ver el notable reportaje de Canal Plus de España, “Con las barras bravas”, realizado en 2012 por el periodista Jon Sistiaga (http://www.youtube.com/ watch?v=Zi8HZCFcB5w), pasablemente ninguneado por los medios locales”.
Más de lo mismo en “Balas para todos” (PERFIL, 27-7-13 y (http://www.perfil.com/ columnistas/Balas-para-todos-politica-y-negocios-sucios-20130728-0059.html), dedicado al inolvidable escritor, futbolero y amigo Osvaldo Soriano.
Por último, la columna “Ante el Mundial” de Brasil (PERFIL, 15-6-14), concluía así: “(el que suscribe), un argentino nacido, criado y amante del buen fútbol, no podría dejar de señalar que la satisfacción de un posible tercer título mundial se le empaña ante la perspectiva de ver a Messi y sus compañeros bailando cumbia villera en la Rosada, acompañados de Cristina Fernández, Amado Boudou, Julio Grondona y Moria Casán”.
Por no hablar del Mundial de 1978, en el que a la vez ganamos al fútbol y perdimos en dignidad política y social. plo de la Reforma Universitaria; la de la plástica, la literatura, el teatro y el cine de renombre internacional; la que educó a tres premios Nobel en ciencias; la del Invap Bariloche, “que hoy fabrica satélites de última generación, radares y reactores nucleares que vende llave en mano en todo el mundo” ( El País, 3-7-18), sigue allí, subsiste. Pero la educación, la salud, las instituciones, el comportamiento institucional, cívico y social continúan cuesta abajo.
Así somos y estamos, pero alguna vez fuimos o quisimos ser y estar de otra manera. Es cuestión de retomar el camino o seguir creyendo que el fútbol nos representa. *Periodista y escritor.