‘¡Viva el palíndromo!’
Ahora que estamos en la mitad del año es oportuno recordar que el 2 de julio fue declarado Día del Palíndromo por un selecto grupo de personas que se dedican con pasión y esmero y como entretenimiento a crear y recopilar esas frases también llamadas karcinogramas, frases capicúa, simétricas o reversibles, y que uno puede leer de derecha a izquierda y viceversa. Ese insólito hobby de un club de aficionados a la palindromía fue reflejado en ¡Viva el palíndromo!, el documental de Tomás Lipgot exhibido en el último Bafici que interesó y asombró a numerosos espectadores.
Los palíndromos son una curiosidad que se da especialmente en el idioma español por estar provisto de palabras con muchas vocales. El libro Karcino, de Juan Filloy, trata el tema en profundidad. Entre los karcinogramas citados en el libro uno puede encontrar palabras aisladas (como oso, eje, seres, somos o reconocer) frases sencillas (como “luz azul” “socorra párrocos”, “abajo mojaba”, “sometamos o matemos”, “asoma famosa”, “acá tu butaca”, “abre ya la yerba”, “sé lograr goles” o “saname las alemanas”), frases más elaboradas como “A cuál garage llegará Glauca?”, “¿Acaso citan a fanáticos acá?, “Subo tu ala al autobús”, “Oír al oro como corolario”, “Ana lleva al oso la avellana”, “Se corta soborno con robos atroces”, “¿A los Andes Edna sola?” o “El corta pan a Patrocle”. Pero existen frases aún más largas y algo rebuscadas como “¡Safari jamás Oíd: Dios ama jirafas” o “A n i t a , l a gorda lagartona, no traga la droga latina”.
Los inefables y simpáticos personajes de esa agrupación que aparecen en el documental aludido suelen reunirse para intercambiar sus “frases de ida y vuelta”, y las usan hasta en sus encuentros sociales, como cuando al brindar con cerveza exclaman al unísono: “¡Arriba la birra!”. También organizan concursos con un tema específico. Hace poco propusieron el erotismo como tema en palíndromos al estilo de “Olaf usa su falo”, y de allí surgieron frases como “O no tío, coito no” o “Os la follaba, caballo falso”. En la Argentina tenemos una provincia (Neuquén) y tuvimos un presidente (Menem) cuyos nombres pueden leerse del mismo modo al derecho o al revés. Me di cuenta de que en nuestro país el tema de las palabras bifrontes no está tan divulgado, cuando una vez en una reunión social con políticos yo expresé que “Menem era un palíndromo”, y uno de sus partidarios me respondió “Usted puede no ser admirador de Menem, pero no tiene por qué insultarlo”.