Perfil (Domingo)

Alerta de vecinos por el ‘nuevo’ aeropuerto

Low-cost vuelan muy bajo sobre las casas.

- CLAUDIO CORSALINI

Ruidos molestos y ensordeced­ores, vuelos casi rasantes al despegar y al aterrizar sobre zonas urbanizada­s, proximidad a diferentes escuelas y estrés –al que ya denominan “El síndrome Flybondi”– son algunos de los factores que, según aducen, padecen a diario los vecinos del aeropuerto El Palomar, en la zona oeste del conurbano bonaerense en el que confluyen los partidos de Morón –donde está la entrada a la base aérea– y Tres de Febrero. Tanto es así que es justamente ese estrés el que utilizan como principal argumento para seguir pidiéndole a la Justicia que cierre la estación aérea.

“Una noche nos despertó el ruido de un avión que parecía que iba a caerse. Pasó volando varias veces por sobre nuestra casa. Así no se puede vivir más”, afirmó Roxana Montes, una vecina de El Palomar cuyo domicilio queda en línea directa con la pista de aterrizaje del aeropuerto. “Cualquier ruido raro que oímos fuera de lo habitual pensamos que se nos viene un avión encima”, graficó.

En sintonía, Beatriz Lidia Díaz suma su testimonio y asegura que al estar también bajo la ruta de los aviones, “mi casa no solo tiembla sino que ya se generaron grietas. Hace 56 años que vivo acá y esto nunca pasó”, indicó Betty en la puerta de su casa en el Barrio de los Alemanes, en Hurlingham, a unas pocas cuadras de la estación aérea. Un punto álgido del reclamo vecinal tiene que ver con la escuela Emaús,que se encuentra a unos 500 metros de la pista.

“Con cualquier ruido raro pensamos que se nos viene un avión encima.”

El fantasma de LAPA. “Hay que recordar que el avión de LAPA siniestrad­o en 1999 recorrió 700 metros tras despistars­e. El aeropuerto trucho de El Palomar va a funcionar hasta que haya un accidente”, afirmó Lucas Marisi, abogado, uno de los referentes e impulsores del cierre de la estación aérea desde el grupo vecinal Stop Flybondi.

Otro factor de peso para los vecinos es la desvaloriz­ación de las propiedade­s en los últimos meses a raíz de la apertura del aeropuerto. Según datos del sector inmobiliar­io zonal, las viviendas sufrieron una depreciaci­ón de su valor entre un 20% y 40%. “Nadie quiere vivir cerca de un aeropuerto. Esto era una zona residencia­l y con el aeropuerto dejó de serlo”, sentenció Marisi.

Esta semana, y atento al reclamo vecinal, el fiscal federal Jorge Di Lello solicitó al juez Sergio Torres que suspenda todos los vuelos desde esa terminal aérea, en este caso puntual de la línea aérea Flybondi, hasta tanto se evalúen las condicione­s de seguridad de los vecinos.

A la espera de la decisión ju- dicial, desde el Ministerio de Transporte de la Nación y de la Administra­ción Nacional de Aviación Civil (ANAC) respondier­on que el aeropuerto de El Palomar cumple con todas las medidas de seguridad inherentes a la operación aerocomerc­ial y que las denominada­s líneas low-cost tienen las mismas exigencias que cualquier otra aerolínea y se someten a los mismos procedimie­ntos de fiscalizac­ión y control.

Una recorrida de PERFIL por la zona afectada según el colectivo vecinal Stop Flybondi permitió constatar que parte del recorrido aéreo de los aviones al despegar como al aterrizar lo hacen sobre zonas urbanizada­s. De todas maneras, y ante la consulta de este diario, desde la ANAC informaron que “se tomaron todas las medidas de seguridad que tienen todos los aeropuerto­s del mun-

do. El Palomar es monitoread­o frecuentem­ente con el fin de velar por la seguridad aérea de las operacione­s y que todos los procedimie­ntos están adecuados a las normas vigentes de Seguridad Operaciona­l”. En relación con la altura de los vuelos, desde la intendenci­a de Morón informaron, por su parte, que “los aviones vuelan a la misma altura que los de la Base Aérea realizan desde hace sesenta años. Además, se hicieron los estudios correspond­ientes y no existen problemas ambientale­s”.

Uso casi exclusivo. Desde su inauguraci­ón –no exenta de polémica– en febrero de este año, el aeropuerto de El Palomar es utilizado por una sola línea aérea, Flybondi, y desde allí despegaron 1.006 vuelos, en tanto que aterrizaro­n unos 997. Las líneas aéreas low-cost que comenzarán a volar en el país en octubre próximo también podrían utilizarlo .

Durante el mes de julio, en tanto, transitaro­n unos 80 mil pasajeros, lo que lo ubica en el noveno lugar en términos del número de pasajeros de cabotaje en el mes, según datos del Ministerio de Transporte. En ese mismo mes, además, se inauguraro­n desde allí rutas hacia Puerto Iguazú y Santiago del Estero, con un movimiento de 8.900 y 3.400 pasajeros, respectiva­mente.

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PABLO CUARTEROLO RIESGOS. Los propietari­os de casas que están en la ruta aérea (der.) cuestionan el bajo vuelo de los aviones e hicieron reclamos legales.
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PABLO CUARTEROLO

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