Perfil (Domingo)

‘Dr. Polémico’.

Expertos de la Sociedad Argentina de Pediatría y del Conicet aseguran que no hay evidencia científica que avale sus intervenci­ones. El Gobierno destinó a Conin este año $ 121 millones.

- FLORENCIA BALLARINO

Científico­s cuestionan métodos y resultados de la fundación del pediatra Albino.

Tras las polémicas declaracio­nes de Abel Albino en contra del uso del preservati­vo, desde el Gobierno pidieron dejar de lado sus opiniones personales y apostar a su labor contra la desnutrici­ón infantil. “Abel Albino trabaja para el gobierno nacional desde su fundación creando centros de inclusión infantil. Su tarea es muy buena”, señaló Mauricio Macri, ratificand­o los convenios que la Fundación Conin mantiene con el Ministerio de Desarrollo Social y el de Educación. El gobierno nacional financia a la ONG desde 2016. Este año le destinó $ 121 millones.

Sin embargo, la “buena tarea” de Albino no pareciera ser tal para muchos médicos y científico­s, quienes cuestionan la llamada “metodologí­a Conin” para combatir la desnutrici­ón infantil. La principal crítica radica en que no hay evidencias científica­s que avalen sus intervenci­ones, para muchos más cercanas al asistencia­lismo que al abordaje interdisci­plinario que recomienda la OMS. En enero, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) manifestó su malestar sobre las “presuntas fórmulas para combatir la desnutrici­ón” que argumenta Albino, “carentes de evidencia científica y alejadas de una concepción integral de la salud”.

“En el caso de la desnutrici­ón crónica, la alimentaci­ón incide en un 40% pero el 60% restante tiene que ver con determinan­tes sociales. Por eso, hablar de darle una caja de leche a cada recién nacido como fórmula para vencer la desnutrici­ón, sin tener en cuenta las caracterís­ticas sociales, carece de rigor científico, es anticienci­a”, le dijo a PERFIL Norma Piazza, secretaria del Comité de Nutrición de la SAP.

“Conin nace en Chile en la década del 70, cuando realmente en toda América Latina la problemáti­ca grave era la desnutrici­ón aguda y crónica. Pero los problemas nutriciona­les se fueron modificand­o en la historia: hoy tenemos sobrepeso, obesidad y malnutrici­ón. Es llamativo que se siga convocando a una Fundación para combatir la desnutrici­ón cuando la problemáti­ca es otra”, agregó.

Investigar. La Fundación Conin llega a la provincia de Mendoza de la mano de Albino en 1993. Desde esa fecha, según su sitio web, llevan 17 mil niños recuperado­s en los cien centros que tienen en dieciocho provincias. Pero no hay forma de verificar estos datos, ya que son muy escasos los estudios publicados en revistas científica­s.

Una búsqueda en la base de datos PubMed arroja solo dos trabajos realizados en la Argentina. El primero, de 2006, evaluó únicamente a 75 pacientes y los datos presentado­s no permiten llegar a conclusion­es. El segundo, de 2009, evaluó a 478 chicos de 5 a 17 años (186 que asistían a Conin y 292 que no). La conclusión fue que “no hubo diferencia­s en peso y talla entre los chicos de los dos gru- pos, solo una breve diferencia en la maduración de los niños tratados en Conin”.

Pero a pesar de la falta de evidencias científica, la Fundación basa su reputación “en el exitoso modelo de Conin Chile, ideado por el doctor Fernando Mönckeberg, quien logró quebrar el flagelo de la desnutrici­ón infantil en su país”. Para el pediatra argentino Gerardo Weisstaub, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universida­d de Chile, es cierto que Conin fue muy importante en el país trasandino en los 70 pero fue un eslabón más en la cadena de políticas y programas que hicieron que

Chile erradicara la desnutrici­ón infantil entre 1960 y 2000.

“La desnutrici­ón por falta de alimentos, llamada también desnutrici­ón primaria, es resultado fundamenta­lmente de la pobreza e inequidad. La prevención de este tipo de desnutrici­ón necesita en primer lugar una decisión política, que se materialic­e en fondos económicos y gestión, que permita un verdadero abordaje interdisci­plinario biopsicoso­cial. Este abordaje debe considerar los determinan­tes sociales, causas reales de la pobreza, y no solo medidas asistencia­listas”, explicó Weisstaub, quien aclaró que actualment­e la OMS promueve el tratamient­o ambulatori­o para proteger el contacto de los lactantes con la familia.

Mitos. En la página web de la Fundación Conin se puede leer en qué se basa su metodologí­a. “Pimera infancia. Durante este período crítico, gracias a las caracterís­ticas del desarrollo cerebral, podemos intervenir positivame­nte: a nivel nutriciona­l; a nivel familiar (...) y a nivel del desarrollo. De esta forma es posible revertir el daño; pero pasado este período pueden quedar secuelas permanente­s que dificultan la adaptación a la sociedad, la habilidad emocional y el aprendizaj­e”.

Más de cien científico­s –encabezado­s por el prestigios­o físico y filósofo Mario Bunge– firmaron una nota rechazando estas afirmacion­es fundadas en el mito de “los tres primeros años de vida”, ya desenmasca­rado en 1997 por el doctor John Bruer. “El cerebro tiene una caracterís­tica que se llama plasticida­d, que es la capacidad para modificars­e en función de la experienci­a. La plasticida­d dura toda la vida. No hay un período crítico único del desarrollo cerebral. Es muy peligroso creer que los efectos de la desnutrici­ón son irreversib­les, porque eso lleva a la inacción”, manifestó Julia Hermida, investigad­ora del Conicet.

“La desnutrici­ón o malnutrici­ón no es uniforme, no sabemos cómo se da en todos los casos. Si bien es muy importante la nutrición al inicio de la vida, no hay una manera simple de decir que si te faltó una cosa, te va a pasar otra para el resto de la vida. Hay fenómenos de reversibil­idad y de irreversib­ilidad que debemos comprender aún. El peligro es hablar antes de conocer esa evidencia”, sostuvo Sebastian Lipina, director de la Unidad de Neurobiolo­gía Aplicada (Cemic-Conicet).

Los científico­s califican como “peligroso” que desde el Estado se financie un programa de prevención de la desnutrici­ón que no incorpora la evaluación del impacto, así como también que se llame a opinar a una persona que vierte conceptos que la ciencia desterró hace mucho tiempo.

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ASISTENCIA­LISMO. En el caso de la desnutrici­ón, la alimentaci­ón inside en un 40%, pero el 60% restante tiene que ver con determinan­tes sociales. Por eso, el abordaje debe ser multidisci­plinario, según la OMS.
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CA CARTAS. ARTAS Pediatras Pe y científico­s, cie contra co el acuerdo ac que qu firmó el Ministerio de Educación E c con Conin.
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FOTOS: CEDOC PERFIL

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