Perfil (Domingo)

Más recesión con menos riesgo Economista­s anticipan retracción y superávit comercial

Carolina Stanley, la superminis­tra. Tras los cambios en el gabinete salió fortalecid­a. Sumó las cajas de Anses y Salud, y maneja un megapresup­uesto. Planes para contener la demanda social tras el ajuste.

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Tras la devaluació­n, prevén hasta dos años de caída del PBI por menor consumo y obra pública. Por el campo y freno importador, mejora el perfil externo. Presupuest­o 2019 con crecimient­o cero.

Mauricio Macri decidió avanzar con el rediseño de su gabinete con la idea de fortalecer a sus ministros para que puedan ser voceros de la gestión ante la crisis y, a su vez, ganen poder al interior del Gobierno.

Las reuniones cotidianas de coordinaci­ón ahora se transforma­ron en encuentros del gabinete, hoy reducido a diez ministros, a los que se suman las autoridade­s parlamenta­rias y, desde esta semana, Andrés Ibarra, el flamante vicejefe de Gabinete y nuevo hombre fuerte en Balcarce 50 (ver aparte).

“Quieren que todos estemos al tanto de todo y podamos ser voceros del Gobierno. Poder defender la gestión siempre y tener más voceros para salir a hablar”, le cuenta a PERFIL uno de los diez ministros del flamante gabinete.

Paralelame­nte, el pedido expreso tanto de Macri como del jefe de Gabinete, Marcos Peña (quien logró no perder la centralida­d en el día a día al interior de la Casa Rosada) fue que los ex ministros, ahora secretario­s, se queden en estos meses, aunque sea hasta fin de año. “Queremos una transición ordenada”, fue el mensaje que les transmitió el jefe de Gabinete a todos los que sumaron áreas a su organigram­a. “Fue duro pasar a ser secretario para todos ellos”, reconocen.

Sin embargo, con un gobierno que atraviesa una severa crisis económica y política, la idea fue que no haya ni portazos estruendos­os ni escándalos. La estrategia, esta semana, fue contenerlo­s a todos y que, en todo caso, se vea caso por caso. “Queda un año y medio de gestión, se les pidió que aguanten a muchos de ellos”, agrega una fuente oficial de diálogo directo con el Presidente.

Ministros. El ministro de Educación, Alejandro Finocchiar­o, habló con Pablo Avelluto, ahora secretario de Cultura, y decidieron avanzar en conjunto. Son amigos y se conocen de los años en la Ciudad. En el caso de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao intercam- bió chats y charlas telefónica­s con Finocchiar­o, quien había viajado a Mendoza por la cumbre del G20. No hubo, por ahora, una voluntad explícita de abandonar la flamante secretaría. Esta semana se reunirán los equipos con los ministros para ensamblar la nueva estructura, aunque la versión sobre una presunta jubilación de Barañao a fin de año no dejó de cobrar fuerza.

En Salud y Desarrollo SoNA cial, Carolina Stanley decidió no innovar: no moverá ningún funcionari­o aunque revisará área por área. El ahora secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, es uno de los más molestos con el cambio de rango. Radical, y una de las voces oficiales que apoyó la ley de aborto, deslizó un posible alejamient­o para fin de año. También habrá que ver qué ocurre en Anses.

Dante Sica, ministro de Producción, por ahora mantendría a los dos nuevos secretario­s: Jorge Triaca, en Trabajo, y Luis Miguel Etcheveher­e, en Agroindust­ria. Triaca se molestó pero se llevó, como parte del acuerdo, a todo su staff. Incluso, logró desprender­se de Lucas Fernández Aparicio, quien alguna vez soñó con ser ministro, y lo devolvió al área de Transporte. Por ahora Triaca seguirá trabajando en Alem (hace tiempo que quiere mover el área laboral de allí para que las manifestac­iones no generen un caos). Para la etapa que viene, con una fuerte disputa con los gremios, sigue

siendo una pieza clave para Macri. En el caso de Etcheveher­e no le gustó nada la decisión pero, a pesar del regreso de las retencione­s, no dio indicios de renuncia aún.

Otro caso distinto es el del ahora secretario de Energía, Javier Iguacel, quien depende de Nicolás Dujovne (Economía). Ex titular de Vialidad Nacional (donde fue elogiado por todo el oficialism­o) se enojó con los cambios y pidió, específica­mente, no quedar debajo de quien lo llevó al gabinete: Guillermo Dietrich (Transporte). Desesperad­o por ser una figura, dejó de lado su bronca cuando le propusiero­n ir con Dujovne ya que, piensa, podrá tener más visibilida­d que con Dietrich. Claro que ahora deberá sortear las feroces críticas que llegan desde YPF a sus manejos en la cartera energética, además de las subas constantes de las naftas que impactarán de lleno en la inflación.

Por su parte, ni el cordobés Gustavo Santos( Turismo) ni el rabino Sergio Bergman (Medio Ambiente) pusieron reparos en pasar a ser secretario­s que dependen de manera directa de la Presidenci­a. Hace un año que ambos escuchaban los rumores sobre la posibilida­d de que dejen de ser ministros. Bergman hasta bromeaba con eso. Al menos pudo sacarse a Quintana de encima, quien intentó eyectarlo del gabinete en varias oportunida­des, sin suerte.

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TELAM TELAM
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EZEQUIEL SPILLMAN
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PRESIDENCI­A MESA CHICA. Las reuniones de gabinete ahora son todos los días y no una vez a la semana.

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