“La desconfianza entre las clases causa inseguridad
El sociólogo cubano es uno de los especialistas mundiales en la cuestión de la inclusión social en las ciudades del siglo XXI. Conversó con PERFIL sobre si es posible lograr ámbitos urbanos con menos delito. Para él, es clave la acción estatal.
Alejandro Portes es cubano. Pese a los muchos años que lleva en Estados Unidos –enseña en Princeton y en la Universidad de Miami–, conserva el acento de la isla. Sociólogo, especialista en inclusión social y en migraciones, considera que es preciso “regular a los mercados” para que estos mismos no se destruyan.
Cree que el giro “conservador” es un peligro en materia no solo económica: detrás de las diferencias está la violencia y la desconfianza” y cree que se puede pensar en ciudades más vivibles, más tranquilas a partir de acciones concretas por parte de los estados.
Visitó Buenos Aires, invitado por la UCA y habló con PERFIL. Para él, “la corrupción es una fuente de desigualdad. Y si bien Ve - nezuela es la demostración de un fracaso, también el neoliberalismo no consiguió solucionar muchos de los problemas contemporáneos. Y en Buenos Aires pueden verse cada vez más las huellas de la desigualdad.
“Creo que la ciudad resistió bastante bien. De hecho, su centro físico, aunque claramente sufrió un deterioro durante la tremenda crisis que se sufrió aquí a principios de siglo, donde empezó a verse una sociedad rota y el espectáculo de gente buscando en la comida (algo inconcebible en la ciudad anterior). La ciudad se defendió bastante bien. Es algo que conversaba con Alejandro Grimson, uno de mis asesores en el estudio comparativo entre las ciudades, que se llamó Las ciudades latinoamericanas en el umbral del
nuevo siglo. En ese momento apareció un fenómeno, especialmente en las provincias, de gente que parecía dejada de lado, abandonada, en un país que
siempre había sido integrador, incluso en los gobiernos peronistas. Creo que gran parte del movimiento piquetero de aquel momento fue no solamente en protesta por el desempleo y la pobreza, sino por ser dejados de lado. Por eso se ponían en la General Paz, para decir: “ustedes no pueden seguir viviendo la vida urbana sin nosotros”.
—¿Qué pasó con otro gobierno de raíz peronista, como el kirchnerismo?
—Más allá de otro tipo de consideraciones, lo que puede decirse es que hubo una nueva reincorporación. La ciudad y la sociedad se normalizaron, con respecto al tremendo momento de crisis previo. Las estadísticas que traigo llegan hasta el 2016, con lo cual es difícil decir qué sucede exactamente ahora. Pero hasta el 2016 había una fuerte caída de la pobreza, caída del desempleo que había llegado a niveles increíbles en el 2002 y una cierta disminución de la desigualdad social. Aunque todavía el temor al crimen y los indicadores de delincuencia estaban bastante altos. Una cierta mejoría que también puede verse en otras ciudades de la región.
—Hubo una tendencia al igualitarismo en los gobiernos del continente a principios de siglo... —La cuestión fue así. La etapa neoliberal, a principios de los 90 aumentó la desigualdad en todos los países. En unos, aumentó la pobreza, también. En algunos aumentó mucho. En Chile, el modelo aumentó la desigualdad, pero bajó la pobreza. Lo que se hizo después de fin de siglo es que hubo una mejoría general en términos de los indicadores de pobreza y de desempleo en casi todos los países. Ahora puede observarse en la Argentina un nuevo deterioro. Eso es lo que dice la prensa, no lo puedo confirmar. No está tan mal como en los 90. Pero parece que se cometen muchos de aquellos errores.
—Hay una tendencia entre ciertos analistas a comparar la situación económica actual con la de los 90.
“La etapa neoliberal de los 90 aumentó la desigualdad en todos los países de la región. Y subieron los índices de pobreza”