Pelléas y peleas
Este mes hemos disfrutado en el Teatro Colón de una magnífica versión de la ópera Pelléas y Melisande, de Claude Debussy, con puesta de Susana Gómez, dirección orquestal de Enrique Diemecke y con Giuseppe Filianoti y Verónica Cangemi en los roles protagónicos.
Es interesante recordar que el libreto está basado en la obra Pelléas et Melisande de Maurice Maeterlinck y que su estreno en el teatro Opera-Comique de París el 30 de abril de 1902 originó una pelea entre el poeta belga y el compositor francés debido a que la novia del primero, la cantante de ópera francesa Georgette Leblanc que había sido designada inicialmente para interpretar el rol de Melisande, fue finalmente reemplazada por la soprano escocesa Mary Garden. La ira de Maeterlinck contra Debussy lo llevó hasta a amenazarlo con iniciar una demanda judicial y a detestar profundamente esa ópera.
Georgette Leblanc, nacida en 1869, trabajó inicialmente como actriz de teatro y luego de estudiar con Jules Massenet debutó en el canto lírico en 1893 en la ópera L’Attaque du Moulin, de Alfred Bruneau. Un año después protagonizó la ópera Carmen, de Georges Bizet, y posteriormente cumplió los roles principales de La Navarraise y Thaïs, de quien había sido su profesor. Leblanc inició su relación con Maeterlinck en 1895, luego de haber atravesado un infeliz matrimonio con un español. La pareja compartía una residencia en París y una casa de veraneo en Normandía. En ese período ella protagonizó varias obras de Maeterlinck y también ofreció recitales y actuó en la ópera Sapho de Massenet, y grabó algunas arias acompañada en el piano por el autor.
En 1906 Maeterlinck y Leblanc se mudaron a la Riviera Francesa y compartieron sucesivamente lujosas residencias en Grasse y en Niza. La carrera lírica de Leblanc se extendió a los Estados Unidos y finalmente se dio el gusto de protagonizar la ópera Pelléas y Melisande cuando se estrenó en Boston en 1912. Al terminar su relación amorosa con Maeterlinck en 1918, su carrera como cantante estaba llegando a su fin pero continuó llevando una activa vida social y sentimental, y protagonizó en 1924 La inhumana, una película de ciencia ficción, y escribió cuentos para niños, su biografía, y el libro Souvenirs, en el que narra su relación con el célebre escritor. Georgette Leblanc murió en Cannes en 1941.