Implante y cáncer.
Es el primer caso en el país de un raro tipo de linfoma asociado a las prótesis. A qué síntomas estar alerta y cómo es el tratamiento.
Tiene 34 años, un linfoma asociado a sus prótesis y alerta a otras mujeres.
“Me sentí sola en esta enfermedad. Por eso quiero ayudar a otras mujeres.”
“Yo era una persona sana”, repite a lo largo de su relato Valeria Olveira, de 34 años. “En 2011 me puse prótesis mamarias. Sabía a los riesgos que me enfrentaba, que podría haber alguna complicación, pero nunca me esperé un cáncer”. Valeria es el primer caso diagnosticado en la Argentina de un raro tipo de cáncer –llamado linfoma anaplásico de células grandes (LACG)– asociado a implantes mamarios. Según la OMS, no se trata de un cáncer de mama o del tejido mamario sino de un tumor del sistema linfático. En muy raras circunstancias puede desarrollarse adyacente al implante mamario (se estima un caso cada 300 mil).
“Todos los años me hacía controles, mamografía y ecografía. A fines de febrero de 2017 me levanté con el pecho izquierdo inflamado y con mucho dolor. Pensé que era algo hormonal y fui a la guardia. Después, mi médico cirujano me hizo una ecografía donde detectaron que había mucho líquido (seroma tardío). Me hizo una punción y mandó a analizar el líquido. El 1º de marzo me dieron el diagnóstico: era LACG. Yo no entendía nada, no sabía que un linfoma era cáncer. Ahí se me vino el mundo abajo”, recuerda.
Para esa misma fecha Valeria supo que no era la única paciente con ese diagnóstico. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) emitió un alerta por 359 casos (la última actualización habla de 414) y nueve muertes debido al LACG asociado a prótesis mamarias. La mayor parte de los cánceres se desarrollaron en promedio a los ocho años del implante y una amplia mayoría fueron de superficie rugosa. “Yo buscaba una sola cosa: saber si esas pacientes se habían curado”.
Respuestas. Valeria consultó a varios médicos en busca del mejor tratamiento. “Había muy poca información disponible, algunos me sugirieron un recambio de prótesis, otros no entendían hasta que llegue a Fundaleu, donde me dieron respuestas claras”. Su médico, Marcelo Cuadrado, cirujano estético del Hospital Británico de Buenos Aires, siguiendo el protocolo de la Sociedad América de Cirujanos Plásticos, le extrajo los implantes y la cápsula completa e hizo una biopsia del ganglio centinela.
Tras la primera cirugía y un resultado negativo, en septiembre Valeria volvió al quirófano esta vez por un ganglio inflamado en su axila. “El linfoma había migrado al ganglio y ahí empezaron las sesiones de quimio y rayos. El tratamiento fue intenso. En mi familia no había nadie que haya padecido cáncer, fue como un cachetazo doble porque yo no sabía a qué me estaba enfrentando”.
En julio de este año Valeria entró en remisión y tomó la decisión de contar su historia