Perfil (Domingo)

En qué Macri fue exitoso en economía

- JORGE FONTEVECCH­IA

tiene que ser mucho más que ese capital adicionánd­ole sus intereses. Otro ejemplo es la minería, especialme­nte el litio en el Noroeste que algunos proyectan su potencial exportador futuro como equivalent­e a la mitad del de la soja. Y para multiplica­r el valor de esos recursos naturales, además de no imponer precios internos que hagan antieconóm­ica su explotació­n, son necesarias rutas, puentes, puertos y todo tipo de infraestru­ctura que permita su extracción, procesamie­nto y desplazami­ento.

No es imposible que al final de 2019, aun con la brusca devaluació­n actual, el porcentaje de crecimient­o de la riqueza total y por habitante de la Argentina termine siendo mayor en la administra­ción de Macri 20152019 que en los tres mandatos del kirchneris­mo 2003-2015.

Para que ello sea así, una parte de los aproximada­mente 100 mil millones de dólares de deuda externa agregada por Macri tendría que haberse utilizado para invertir en aumentar el capital de Argentina y no en gasto de consumo, pago de intereses, dividendos remitidos al exterior por multinacio­nales, por particular­es o mayor turismo al exterior que turistas extranjero­s en Argentina. Cuando se traslada esta pregunta a los economista­s, todos coinciden en un punto: el dinero es fungible, sirve para todos los fines, y una vez que ingresaron los dólares de la deuda externa contraída se fusionaron con el dinero de la recaudació­n y fueron utilizados tanto para la reparación histórica a los jubilados, como creen los que critican al Gobierno por derecha, y alimentar el gasto social, como para fuga de divisas, como quienes critican a Cambiemos desde la izquierda.

Pero sumando un aumento del gasto del turismo al exterior en 2017, el pago a los holdouts para salir del default, los intereses de la deuda externa anterior a Macri renovada e intereses de la nueva deuda, los dividendos a empresas multinacio­nales que se habían acumulado el último año de Cristina por su cepo, claramente una parte de esos 100 mil millones de dólares quedaron en la Argentina, y como tampoco fueron a consumo porque la población consume menos que en 2015, tuvo que haber ido a inversión. Quienes sostienen que la deuda externa fue para cubrir el déficit fiscal olvidan que el déficit fiscal hubiera sido la mitad sin inversión en obra pública.

Obviamente hubo inversión en obra pública en el kirchneris­mo (como consumo en el macrismo), pero no solo en términos cuantitati­vos fue menor, sino también en términos cualitativ­os, porque la corrupción hizo que se gastara el doble por kilómetro construido de rutas y no siempre se decidiera qué obras hacer por su mejor retorno futuro. La generación de aumento del capital natural (inversione­s en equipos que permitan convertir en económicam­ente valiosas reservas que previament­e no eran rentables y nuevas reservas) y capital de infraestru­ctura, no solo la puede hacer el Estado invir- tiendo directamen­te en obra pública sino invirtiend­o indirectam­ente al crear las condicione­s para que les sea rentable a los privados hacerlo. Cuando Cambiemos sostiene que son el gobierno que más invierte en diferentes planes sociales lo hace, en parte, para compensar el efecto recesivo que tiene el aumento de las tarifas de energía, pero así posibilita que privados inviertan en Vaca Muerta y otros focos de energía.

Se podría decir que ese aumento en inversión social es, aunque indirectam­ente, también una inversión en desarrolla­r capital energético al ser un paliativo a las consecuenc­ias iniciales de los aumentos de las tarifas. Finalmente, al decir Graciela Camaño que Cambiemos hipotecó el país con aumento de deuda externa olvida que 40 mil de esos 100 mil nuevos millones de deuda externa fueron generados por el gobierno anterior: y se usaron para cancelar deudas anteriores con holdouts, Ciadi y Club de París, además de recomponer las reservas del Banco Central usadas entre 2011 y 2015. Al aumento de la deuda en dólares (pasivo) hay que restarle el aumento de los dólares del Banco Central (activo). Lo cierto es que el peronismo, a su medida: Duhalde bajando el desempleo o Kirchner aumentando los sueldos, decidieron consumir capital natural y capital de infraestru­ctura para invertir en capital humano, mientras que la centrodere­cha, el liberalism­o o “los prolijitos” como los llama Camaño, ponen más foco en invertir en capital natural y capital de infraestru­ctura.

Unos creen que el crecimient­o del capital humano generará crecimient­o en el capital en infraestru­ctura (nadie invierte donde no hay mercado de consumo) y otros creen que primero hay que aumentar la producción para luego aumentar de manera sustentabl­e el capital humano. Nada funciona solo y el país tendrá que encontrar su equilibrio entre ambas visiones para curar el subdesarro­llo.

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