Perfil (Domingo)

Un Hollywood clásico de busca mostrarse moderno

- JUAN MANUEL DOMíNGUEZ

Con el objetivo de recuperar audiencia, la Academia busca reformular­se. La remake dece una estrella y La mula, la nueva película de Clint Eastwood, de 84 años, son las grandes favoritas. La presión de Disney por colar Pantera negra entre las nominadas al rubro principalu­ándo llegan a nuestro país las mayores candidatas de la temporada. La difícil carrera de El ángel .

La ceremonia del cine XL, de Hollywood, de celebridad­es, más conocida como Oscar, posee una sombra que no puede sacudirse hace años: se ha convertido en el bastión de todo aquello que hoy ha generado, en su contra, una revolución.

El tiempo, los premios, la acusación de #OscarSoWhi­te (es decir, la forma más visible de la ausencia de diversidad cultural en los premios), la aparición del #MeToo (no hay que olvidar que Harvey Weinstein, el productor que se convirtió en el mascarón de proa a la hora de sacar a la luz una serie de denuncias sobre abusos de varias índoles en la industria del entretenim­iento –que devino un cambio radical y supero el ámbito que la generó– era un ganador habitual de estatuilla­s).

Los Oscar buscan cambiar su imagen con la desesperac­ión de un paranoico que sabe lo que dicen a sus espaldas. Por eso, para su ceremonia del 24 de febrero de 2019 (con anuncios el 22 de enero), sumó 928 integrante­s a la Academia. Entre ellos, varios argentinos como Ricardo Darín, Andy y Bárbara Muschietti, Mía Maestro, Pino Solanas, Gema Suárez Allen y más. De esa forma, creció un 38% el número de votantes no blancos (16% de su total) y aumentó en un 49% a las mujeres votantes (31% del total de la Academia). Ya había sumado 774 integrante­s después de 2017, cuando fue acusado de #OscarSoWhi­te. Pero no hay que olvidar que la ceremonia que vio al latino Guillermo del Toro alzarse con el premio mayor, tanto como Mejor Director como Mejor Película, por La forma del agua fue la que peor rating tuvo en la historia reciente de los premios.

La desesperac­ión llevó a anunciar una categoría llamada Best Popular Movie, la que no pocos decían que estaba diseñada para reflejar la resonancia que la película

film de la familia Marvel con una fuerte impronta en la reivindica­ción de un casting variado y con ideas sobre la diversidad racial que sorprendió por su rendimient­o en la taquilla y como fenómeno pop. Es decir, una categoría que era su propia espada de Damocles: la Academia dejaba en claro que el cine de prestigio, o esa idea de prestigio que baña en bronce a la ceremonia, no estaba hablando nada con los gustos populares. Entonces, entre una idea vetusta de “lo mejor del año”, un cine cada vez más radicaliza­do entre la idea de entretenim­iento y entrenamie­nto noble, con crisis de diversidad, con problemas de rating: ¿qué dirá sobre el instante en que se encuentra la industria la edición 91 de

Netflix compró Roma por US$ 20 millones para luchar por Película Extranjera

los Oscar?

Por lo pronto, la gran novedad (y reciente) es el estreno mundial de Nace una estre-

remake de un melodrama clásico (que Hollywood ama e hizo varias veces) donde Bradley Cooper se sacude el mote de carilindo para ser la gran esperanza de un cine popular pero también pop. El as en la manga es Lady Gaga. Ya estrenada en nuestro país el pasado 11 de octubre, el film que protagoniz­an Gaga y Cooper corre primero a la hora de los rumores. Ya han sido nominados en el pasado y parece que casi todas las categorías la verán saludada: Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Actriz, Mejor Actor de Reparto (Sam Elliot, que algunos dicen conforma una tríada invencible con los protagonis­tas en esta edición de los pre- mios). Es cierto: Hollywood ama sus tragedias, y sobre todo aquellas que escupen, con agua Evian en el buche, hacia arriba. Ahí están películas ganadoras recientes como

Birdman o El artista para demostrarl­o. Además, el cuento del galán que se convirtió en autor es uno que también necesita contar la Academia.

Aun así, eso dejaría ocho lugares (si es que hay nueve nominacion­es como el pasado año) en la categoría Mejor Película. Y como siempre, Netflix quiere ser parte

de la fiesta. El gigante compró por 20 millones de dólares Roma, la nueva película de Alfonso Cuarón (que fue saludado con intensidad en los Oscar cuando realizó

Gravedad): el film en blanco y negro, que es también el representa­nte de México a Mejor Película en Idioma Extranjero, se estrenará para cumplir con las reglas de la Academia y así poder ser nominada. Es un estreno limitado, de cien salas, en la fecha de la salida en la plataforma (14 de diciembre). Así es como puede calificar para las categorías en las que se la menciona (Mejor Director y Mejor Película, y hasta quizás Mejor Actriz). Es la gran esperanza de Netflix y también de los Oscar a la hora de generar diversidad. Tan con el visto viene que el mismo Guillermo del Toro la presentó recienteme­nte en una función del New York Film Festival. ¿Será una señal? A eso hay que sumarle que le film ganó en Venecia, de donde el año pasado salió ganadora La forma del agua.

Un nombre que apareció en la carrera es Clint Eastwood.

La mula (17 de enero en nuestro país) lo tiene como director y otra vez como actor. Incluso cuenta con Bradley Cooper como secundario. Que Warner haya movido la fecha de estreno la ha convertido en su caballo de batalla para la temporada. Y Eastwood delante de la pantalla sacude algunas ternas que se considerab­an casi cerradas. Por ejemplo, Mejor Actor.

Entre otros nombres fuertes está La favorita (21 de febrero), film de época donde Rachel Weisz, Emma Stone y Olivia Colman se lucen y que ha generado fuertes chances para todas sus actrices, su director (Yorgos Lanthimos) y su equipo de diseño. La furia de Spike Lee (y la nueva ausencia de diversidad) puede inclinar la balanza por tres films. Primero: la estrenada en febrero Pantera negra. Disney ha convertido en su TOC la idea de meter su tanque biempensan­te en las nominadas. Y el Oscar necesita un gesto popular rápido. Infiltra

do del KKKlan, de Spike Lee, con fecha el 15 de noviembre en Argentina, es una película urgente, furiosa, y también que se clava en el nervio de la época. Perfecta candidata. Le sigue If Beale Street Could

Talk, sin fecha de estreno local, el drama romántico de Barry Jenkins, que también rankea en la terna.

A la hora de la amistad contra los prejuicios de época que narra Green

Book (31 de enero), tiene dos nombres fuertes y con chances de nominacion­es: Viggo Mortensen y Mahershala Ali. Se suma Vice, el biopic de la temporada, dirigido por Adam McKay y con Christian Bale como Dick Cheney. Será un año en el que Hollywood necesita demostrar que está cambiando, aunque claro, no pueda hacerlo en el corto plazo. Los premios y las alfombras rojas no hacen milagros.

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