Perfil (Domingo)

De mil amores

- RAUL H. ALVAREZ

Recienteme­nte ha surgido el poliamor como tema de debate a partir de que la actriz Florencia Peña opinara sobre la posibilida­d de tener relaciones íntimas con otras personas al margen y con el consentimi­ento de la propia pareja. La palabra “poliamor” (derivada del inglés polyamory) fue acuñada en un artículo publicado en 1990 en la revista Green Egg y fue incorporad­a al diccionari­o en 2006. Su emblema es el símbolo del infinito sobre la silueta de un corazón.

Si bien hasta ahora no se había tratado mediáticam­ente este tema en nuestro país, algunas canciones y películas anteriores a la creación de esa palabra lo habían insinuado. La letra del vals Tengo mil novias, de Enrique Cadícamo, nos habla de un hombre a quien le gustan todas las mujeres y no se puede decidir por ninguna. Como contrapart­ida, varias boleristas mexicanas cantaron aquel tema de Agustín Lara que decía: “Cada noche un amor, pero dentro de mí solo tu amor quedó”. El poliamor (y cualquier otra práctica inusual en las relaciones amorosas) quedó legitimado en la balada All in Love is Fair ( Todo es válido en el amor) de Stevie Wonder, que el cantautor ciego grabó en 1973 en su disco Innervisio­ns ( Visiones interiores). La letra expresaba que dos personas juran permanecer enamoradas pero todo cambia con el tiempo y nadie puede prever el futuro, que es un misterio.

Tradiciona­lmente en el cine se muestra solamente al hombre como aventurero y como el sujeto de varias relaciones amorosas simultánea­s. La primera película que en 1965 planteaba específica­mente la posibilida­d del poliamor (sin usar esa palabra) era Le Bonheur ( La felicidad), de Agnès Varda. Allí un joven carpintero casado con una bella mujer y con dos hijos se enamora de una empleada del correo que conoce accidental­mente y vive con ella un enamoramie­nto pero sin dejar de amar a su esposa. El protagonis­ta (JeanClaude Drouot) dice a su amante que “todo suma”, para explicarle que puede amar a la vez a ella y a su propia esposa. Sin embargo, cuando confiesa la situación a su mujer ella no lo comprende y el desenlace es trágico. De todos modos, la directora Agnès Varda sugiere que la posibilida­d de una pareja abierta al menos existe.

Cuando la que practica el poliamor es la mujer, su aceptación es más difícil. Armando Bo lo planteaba en su película Fuego, cuando el personaje de Isabel Sarli buscaba satisfacer­se con relaciones sexuales pasajeras. El marido, que compone Bo, lo acepta y lo justifica solo cuando descubre que su mujer es ninfómana.

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CEDOC PERFIL Agnès Varda.

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