Jefes del G20 vienen con maletín nuclear
Tiene un botón que activa la defensa.
“Es el evento de política exterior más importante del país. El mundo estará aquí.”
En la recta final a la Cumbre de Líderes del G20, el presidente Mauricio Macri tiene dos ideas en su cabeza: orden e inversiones. Que el próximo domingo, la foto sea la de cuatro días de una organización prolija y eficiente, con movilizaciones inevitables pero pacíficas y que los líderes del mundo y quienes seguirán el evento desde sus países se convenzan de que las cosas funcionan en la Argentina para decidirse a invertir.
Hoy, más de 100 funcionarios de Presidencia están abocados a cerrar hasta el último detalle del protocolo, la logística, los invitados y los contenidos en el intenso cronograma. Uno de sus máximos responsables lo describe de un modo contundente: “Es el evento de política exterior más importante de la Argentina. No solo el G20, sino todo lo que va a pasar en las quince bilaterales alrededor”.
En otras palabras, son cuatro días durante los que Cambiemos se juega el leitmotiv de la “inserción inteligente” que fue eje de su “apertura” internacional. “El mundo estará en la Argentina”, explicó la misma fuente a PERFIL. Muchos de los acuerdos de esas jornadas no se tornarán palpables antes de mediados del año que viene, cuando la apuesta es que la economía repunte en plena campaña.
A medida que se aproximaba la fecha clave, las habituales reuniones quincenales en la mesa chica de Jefatura de Gabinete a cargo de la agenda del G20 y las bilaterales se incrementaron en frecuencia. Primero, a semanales y, en el último tiempo, a dos o más veces por semana. De esos encuentros suelen participar desde el jefe de Gabinete, Marcos Peña, hasta el secretario general de la Presidencia, Fernando Andreis; el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, y Hernán Lombardi, como cabeza de la Unidad G20. También Macri, en la mayor parte de ellas.
Resta ultimar los cerca de veinte discursos que Macri dará, desde la apertura del G20 hasta la declaración de prensa al cabo de las bilaterales. La mayor parte de ellos están avanzados pero no cerrados aún, aseguraron a este medio.
Preparación. Poco adepto a las cumbres internacionales, el “entrenamiento” de Macri para enfrentar uno de los eventos más complicados de su mandato arrancó hace un año. No en vano, participó de varias de las más de 60 reuniones relacionadas con el G20 en el país, entre las ministeriales, las de Grupos de Afinidad e incluso algunas de deputies.
No obstante eso, nada lo puede preparar por completo para el “retiro”, cuando se encierre unas horas junto al resto de los líderes. Ni siquiera los consejos de sus asesores sobre posibles escenarios de fricción entre las personalidades más volcánicas de la mesa. También en pos de ello el Gobierno ha tratado de fortificar el vínculo personal con ciertos participantes. “Cuando es alguien que conocés, tratás de no hacerle mal”, sugirió uno de los diplomáticos en el rincón del Presidente.
Para el Gobierno, la prioridad es que todo se mantenga bajo control dentro del G20. Apuestan a centrar el debate en torno a un balance de los diez años del grupo, desde su restauración en 2008. Luego, las eventuales “peleas” en las bilaterales ajenas “no nos competen”, dicen. Eso ya no sería responsabilidad del anfitrión.