Perfil (Domingo)

La jefa.

Cristina Raverta forma parte de la cúpula de la Bonaerense. Tiene 28 años de servicio y ahora maneja un área clave para el esclarecim­iento de delitos. Sus casos más resonantes.

- LEONARDO NIEVA

Es ingeniera, comisaria y la primera mujer a cargo de la Policía Científica bonaerense.

Cristina Raverta es una de las tres mujeres que forman parte de la cúpula de la Policía Bonaerense. Pero no es del mismo palo que el resto de los 24 comisarios generales que integran esa mesa chica que toma decisiones en situacione­s de crisis. Es la primera mujer profesiona­l en la historia que tendrá a su cargo la Superinten­dencia de Policía Científica, un área clave para el esclarecim­iento de los delitos.

Raverta es ingeniera química. Tiene 28 años de servicio. Entró a la Policía como cadeta en la Dirección de Persona l del Ministerio de Seguridad mientras cursaba sus estudios en la Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN). Su firma figura en las causas más relevantes de los últimos 15 años.

Hace dos semanas fue ascendida a comisaria general pero todavía sigue recibiendo mensajes con felicitaci­ones. En la entrevista con PERFIL su teléfono no dejará de sonar.

Ella ocupa el despacho más grande de la base central de la Científica, en la ciudad de La Plata. “Mi primer gran proyecto fue el del espectrofo­tómetro infrarrojo, que analiza muestras orgánicas, como por ejemplo medicament­os, precursore­s químicos o cualquier sustancia pura; estudia sólidos, líquidos y gases, y los compara para ver si tienen la misma composició­n”, cuenta a este diario.

Raverta no es una policía como cualquier otra, aunque lleve el mismo uniforme. No es de “trinchera”, como se identifica a los policías que crecen en la calle entre persecucio­nes y fuego cruzado. Nunca detuvo a un delincuent­e ni se enfrentó a tiros con una banda. Y no tiene pudor de reconocerl­o porque su especializ­ación es otra.

“Yo nunca fui de comando. Nunca hice la escuela de policía, nunca recibí entrenamie­nto. Me preparé para el área en la que me iba a desarrolla­r, que es la ingeniería química”, explica a PERFIL.

Sin casete. La flamante comisaria general trabajó varios años con Daniel Salcedo, el ex jefe de la fuerza que llegó al cargo más alto después de dirigir la Científica, y es vecina y amiga de Juan Carlos Paggi, el titular de la Bonaerense en el segundo mandato de Daniel Scioli. Sin embargo, asegura que no se siente capacitada para asumir ese rol.

“A mí no me da vuelta la posibilida­d de llegar a jefa de la Policía porque considero que

“Lo que más me impresionó de la casaquinta de Maschwizt fue la droga terminada.”

el policía que debe liderar la fuerza es alguien que tenga experienci­a en la calle. El 80% de la fuerza está en la calle. Yo nunca estuve en el fuego cruzado ni participé de una detención. Mi trabajo es en equipo: cuando tus compañeros de seguridad aseguran el lugar, nosotros entramos”, dice convencida.

Entre narcos y homicidas. Raverta resultó clave en el desbaratam­iento del primer narcolabor­atorio de drogas sintéticas que narcos mexicanos montaron en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz, a mediados del año 2008.

También fue determinan­te para que la Justicia condenara al empresario Horacio Conzi por el asesinato de Marcos Schenone, ocurrido en enero de 2003.

“Lo que más me impresionó de la casaquinta de Maschwitz fue la droga terminada. En un ambiente estaban salinizand­o, en otro ambiente estaban los precursore­s, en dos más había distintas etapas de lavado, hasta que en el último ambiente,

el más limpio y el más pulcro, estaba la droga terminada: parecía cristal de roca”, recuerda.

“Había visto fotos y videos pero esa fue la primera vez que vi el cristal en mi vida. Otra cosa que me llamó la atención fue que las herramient­as que tenían eran hechas en México. Se trajeron las válvulas para armar los equipos para salinizar. Los precursore­s que encontramo­s estaban en envases de otros materiales: decía suplemento dietario de aloe vera pero adentro había ácido hipofosfor­oso. Estaban cerrados con precintos y decía industria mexicana”, cuenta a PERFIL.

En el caso Conzi hizo el informe pericial de las pinturas de los autos. “En esa época era jefa de espectrofo­tómetro infrarrojo y esa fue mi primera gran pericia. En la persecució­n hay un roce entre el auto del acusado y el de la víctima, y detectamos que ambos tenían intercambi­o de pinturas. La

pericia está perfecta, es irrefutabl­e y además está en la sentencia. La defensa intentó atacar el secuestro de la muestra porque la pericia era contundent­e”, explica.

—¿Con tanta tecnología, es más difícil cometer el crimen perfecto?

—Es más difícil. Si usan guantes para no dejar huellas, ya encontramo­s otras cosas para buscar. Siempre vamos a encontrar algo. Nuestro próximo desafío es tener IBIS (Sistema Integral de Identifica­ción Balística), poder trazar todos los proyectile­s y vainas de la provincia, para que cada vez que se cometa un ilícito con algún arma de fuego podamos vincular ese proyectil con todos los demás hechos que se produjeron. No importa que no dejes el dedo, vamos a encontrar el hecho por las vainas de los proyec

tiles.

“Con tanta tecnología, es más difícil el crimen perfecto. Siempre habrá algo.”

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MARCELO ABALLAY EXPERIENCI­A. Raverta en su laboratori­o de la base central en La Plata. Entró a la policía como cadete hace 28 años
 ?? FOTOS: CEDOC PERFIL ?? INVESTIGAC­IONES. Raverta participó en casos relevantes, como el de la banda de Los Monos, las pericias a Conzi, el narcolabor­atorio de Maschwitz y el de la Hiena Barrios.
FOTOS: CEDOC PERFIL INVESTIGAC­IONES. Raverta participó en casos relevantes, como el de la banda de Los Monos, las pericias a Conzi, el narcolabor­atorio de Maschwitz y el de la Hiena Barrios.
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